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— ¡¡P-porfavor, detente!! -Rogó el pequeño, mientras lágrimas caían de sus ojos. El dolor que sentía en sus brazos y piernas era insoportable- ¡¡Saihara, p-porfavor!!
— Te vez adorable así -Amplió su sonrisa mientras lamía la navaja, la cuál estaba empapada de sangre del menor.- Entre más grites, más cortes haré.
La escena era simplemente cruel: Saihara haciéndo cortes profundos en las piernas y brazos del pequeño solo por diversión, simplemente horrible. La expresión y gritos de dolor de Kokichi excitaban al peliazúl, por eso mismo no paraba con los cortes. Kokichi por más que intentaba, no podía retener sus quejidos. Tampoco podía taparse la boca ya que Saihara estaba agarrando sus muñecas.
Habían pasado unos cuántos minutos más así, que para Kokichi se sentían como años; sentía que en cualquier momento iba a desmayarse, ya nisiquiera sentía las piernas, pero un fuerte ruido lo alteró. Abrió los ojos, observando la escena delante suyo: Saihara estaba recostado encima suyo, con una perforación de bala en su cabeza. Rápidamente cierto peliverde se acercó quitando a Shuichi de encima suyo.
— ¡Amami-chan! -Dijo entre lágrimas, mientras extendía sus brazos al peliverde-
— Kokichi! -Al notar todas las heridas del pequeño, se quitó la camiseta, y le arrancó las mangas, para luego con eso cubrir las heridas que se veían peores. Al finalizar abrazó a Kokichi con sumo cuidado, colocando su pequeño cuerpo en sus piernas- Dios. me alegra de que sigas con vida.
— Pensaba q-que no volvería a verte! -Correspondió el abrazo como pudo, y ocultó su rostro en el pecho del mayor- Tenía miedo de que te pasara algo malo..
— No te preocupes, ya todo pasó.. -Acarició levemente el cabello del contrario, para luego levantarlo con cuidado.- Vámonos de este lugar antes de que el edificio colapse.
Rantaro comenzó a caminar hasta la salida lo más rápido que pudo, luego, con la llave que le había robado a Tsumugi abrió la puerta. Ambos cerraron los ojos un momento debido al repentino contacto que tuvieron con la luz del sol. Se quedaron un momento observando sus alrededores; estaban en un lugar completamente desconocido. Al caminar y ver las casas de reojo, se dieron cuenta de que aquél lugar estaba abandonado, no había un alma, cosa que preocupó al peliverde; si las heridas de Ouma no eran atendidas rápido la cosa podría acabar mal.
Caminaron, caminaron por un buen rato. Kokichi ya nisiquiera estaba en sus cinco sentidos, estaba perdiendo mucha sangre. Amami pudo ver finalmente la carretera, y también escuchó un auto a lo lejos, cosa que lo alegró
— Aguanta un poco más Ouma-kun, solo un poco más... -Dijo mientras miraba de reojo al pequeño, a la vez que con sus últimas energías comenzaba a correr hacía la carretera.-
Ambos al llegar ahí lograron detener el auto. Para su fortuna la pareja que conducía resultó ser bastante amable, y sin dudarlo los ayudaron llamando a la ambulancia; esta se tardó un poco en llegar, pero si lograron llegar a tiempo para evitar que Ouma muriera desangrado. Ambos fueron llevados al hospital, donde ahí los curaron debidamente. Debido a que Kokichi se encontraba en un estado bastante débil, este fue internado, y claro, Rantaro se quedó ahí para hacerle compañía (además de que él también fue internado, pero menos días que Kokichi)
Era de noche, Ouma finalmente despertó. Rantaro, el cuál estaba en la camilla de al lado, lo miró alegre, y finalmente sintiéndose tranquilo de que el pequeño estuviera bien.
— ¿Cómo estás, Ouma? -Preguntó el peliverde, mientras cerraba la revista que estaba leyendo para matar el tiempo. Estar en un hospital internado si que era aburrido-
— Bien.. -Respondió en un tono algo débil, apenas y se le escuchó- ¿Dónde estamos?..
— En un hospital. Pudimos escapar de la academia, ¿Lo recuerdas?
— Cierto.. -Volteó a ver la ventana que estaba a su lado. Sus ojos brillaban con la luz de la luna, a la vez que admiraban el hermoso cielo estrellado- ¿Ya estamos a salvo? ¿Saihara no va a volver?..
— Ya todo está bien, no te preocupes. Saihara está muerto, ¿Recuerdas? Y también estamos bajo protección de la policía. Hace unas horas vinieron unos detectives a hacerme unas preguntas, y con ayuda de los enfermeros de la ambulancia, lograron dar con el paradero de la academia. Me dijeron que iban a investigar todo y esas cosas..
— ¿Q-qué pasa si algo malo vuelve a suceder?.. -Su tono cambió, ahora parecía asustado, y es que lo estaba. Cualquiera se quedaría traumado después de una experiencia así-
— Yo estaré aquí para protegerte -Le dió una sonrisa amable. La verdad que él estaba igual de asustado que Ouma, pero tenía que mantenerse fuerte por él, para así asegurarse de que nada malo volviera a suceder-
— ¿Prometes que tú no vas a abandonarme?..
— Lo prometo.
El peliverde se levantó de su camilla, y caminó a la de Ouma, para plantar un suave beso en su frente. Kokichi le dió una pequeña sonrisa, cosa que lo alegró. Ya todo estaba bien. Saldrían adelante juntos, por ellos y por sus amigos.
