Capítulo 24

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Tan rápido como pude, corrí hacia la puerta principal. Como supuse, estaba cerrada, así que le dije a Matt que por favor la derribara. Matt asintió con la cabeza y retrocedió, luego, corrió tan rápido que la patada que le dio a la puerta la derribó en 1 segundo. Tan rápido la derribó, entré corriendo y me dirigí a la habitación de mi mamá. Vi a mamá tirada en el suelo y ella en cuanto me vio, dijo:

—La ventana... —dijo con una voz un poco desgastada y ronca.

Le pedí a Matt que revisara todas las ventanas de la habitación mientras yo ayudaba a mamá a pararse. Al cabo de unos minutos, cuando por fin mamá recuperó el aliento, le pedí que me dijera despacio lo que había ocurrido.

—Fue él... Él me hizo todo esto —dijo ella, un poco alterada y con una lágrima deslizándose por su mejilla.

En ese momento recordé una frase que había visto en internet: "no hay nada peor que ver a la mujer que te dio la vida llorar".

—¿Él, quién? ¿Mi supuesto papá? —respondí en un tono un poco enojado.

—¿Él? Él no es tu papá —mamá arqueó una ceja y respiró profundo—. De hecho es muy amigo de tu papá, pero no lo es...

Matt se volvió a nosotras y dijo:

—Creo que se escapó por la cocina.

—Matt, llama a tu mamá y pregúntale si mi supuesto padre sigue dormido —esa vez respondí bien enojada.

—En un segundo —respondió Matt al ver mi ceño fruncido.

Unos segundo después, Matt terminó de hablar y me dijo:

—Mamá dice que el señor nada más habló por teléfono un rato y luego durmió de nuevo.

—¿Cómo? ¿Que habló por teléfono? No, espera... Voy a tu casa. ¿Podrías quedarte a cuidar a mamá?

Matt asintió con la cabeza y me fui.

Al llegar a la casa de Matt, la señora Louisa me abrió la puerta y me invitó a pasar. Ahí estaba mi supuesto padre, supuestamente durmiendo. Me dirijí hacia él y lo desperté bruscamente.

—¿Eh? ¿Qué pasa? —dijo él, sorprendido— ¿Tú eres, jovencita?

—Me llamo Lara —respondí— ¿¡Qué le has hecho a mi madre?!

—¿Lara? No conozco a ninguna Lara... —frunció el ceño.

Yo estaba ya enojada así que le dije sin mas aguantar:

—Óigame señor, mi supuesto padre, no me importa si me conoce o no; ¡usted me va a explicar que le ha pasado a mi madre porque la encontré tirada en el suelo al llegar a casa! De lo contrario, llamaré a la policía y usted no querrá ser interrogado por ellos, así que hágase un favor a usted mismo y confiese ahora que estoy tranquila.

—¿Estás tranquila? ¡Ha! Entonces no quiero verte enojada! —dijo en tono de burla.

Sentí como si la rabia en algún momento iba a salir por mis oídos como en la caricaturas. No me contuve y marqué a la policía.

—Policía internacional, ¿en qué podemos servirle? —contestó una voz grave pero serena.

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Amor Sin Condición [Matt Hunter]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora