Capítulo 1

49 5 13
                                    

Aedus.

Muevo constantemente mis dedos por encima de la barra, tocando una y otra vez el frío mármol con la yema de mis dedos, mientras vuelvo a pasar mi vista entre toda la multitud.

Estaba seguro de que lo vi llegar, pero ahora comienzo creer que lo aluciné entre el montón de gente que estaba entrando. O quizás solo lo confundí con alguien más por el constante parpadeo de las luces. 

Decidido, saco mi celular del bolsillo de mi pantalón y entro al chat que tengo con él.

Aedus: Alguien se est…

Dejo de escribir al darme cuenta de la, seguramente, muy estúpida sonrisa que ya está adornando mi rostro y termino por borrar el mensaje.

¿Me veré muy intenso si le mando mensaje? Sí.

Suspiro, regresando mi teléfono a su lugar.

—Ya llegó por quien llorabas, Julieta —la fuerte voz que resuena muy cerca, demasiado, de mi oreja; me sobresalta, haciendo que inconscientemente presione el vaso de plástico y derrame un poco de la bebida.

Él estalla a estrepitosas carcajadas, mientras yo me limpio la mano con la primera servilleta que encuentro cerca.

—No vuelvas a hacer eso, Drake —me quejo, pero él parece estar demasiado ocupado riendo. Hasta que se ve interrumpido por el hipo.

Ahora yo me echo a reír ligeramente.

—Mierd…hip…esto…hip…no debía…hip…comenza…hip…así.

Juro que estoy a nada de tirarme al suelo por la risa. Es inevitable no reír al escucharlo así. Inhala y parece aguantar la respiración, pero claramente no le funciona.

Aun riendo, rodeo la barra y entro por detrás de esta para agarrar la jarra de agua fría y servirle en uno de los vasos.

—Quizás funcione —le extiendo el vaso y él lo toma casi de inmediato, dejando sobre la barra su cerveza a medias para dedicarse a beber lentamente el líquido fresco. Bueno, supongo que lo hace lentamente porque es a esa velocidad en la que se mueve su manzana de Adán. Y vaya que le resalta demasiado.

Y, justo cuando sé que mis pensamientos comenzarán a traicionarme, me doy media vuelta para aparentar dejar la jarra en su lugar.

—Acabo de sentirme violado por una mirada —comenta, dejando el vaso a un lado.

Mierda. ¿Es normal cambiar de divertido a nervioso en un segundo?

—¿Por qué te pones rojo? —pregunta con una mezcla de diversión y picardía—Dime, ¿consideras talento el po…?

Detiene sus palabras torpemente, arrugando el ceño un poco. >>Oye, realmente funcionó el agua. Gracias.

—A mí me funciona —intento que mis palabras suenen lo más normal posible, al mismo tiempo que distraigo a mi cerebro—, bueno, no siempre, pe… —noto sus intenciones de volver a tomar la cerveza, así que soy más rápido que él—. Ya has bebido demasiado, ¿no crees?

—Ohhh, vamos, claro que no —hasta ahora vengo notando que sus palabras tropiezan más de lo que deberían—, apenas es la primera

Achino los ojos, mirándolo fijamente.

—¿En serio esperas que me crea e…?

La música se apaga de golpe, quedando todo poco a poco en total silencio.

Noto que unas cuantas personas comienzan a cercarse a un punto en específico, así que no dudo en acercarme también y puedo sentir los pasos de Drake siguiéndome, bueno, eso era hasta que se adelantó y logró abrirse más paso entre las personas amontonadas.

Rompiendo lo prohibido [borrador] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora