Algo en él llamó mi atención © - [ Todobaku ]

Trabajo en equipo para un solitario

-¿Qué quería tu padre?

Al salir vestuarios, el héroe número dos, padre del bastardo, lo llamó para comunicarle algo aparentemente relevante. Me quedé esperándolo casi por 15 minutos enteros frunciendo el ceño bastante exasperado.

Ahora, nos encontrábamos andando tranquilamente de vuelta a clase en silencio. Sin embargo, realmente quería saber qué era eso tan importante que su padre tenía que contarle y que no podía esperar para el final del día.

Se limitó a dedicarme una fugaz mirada, para volver a posar su vista al frente con las manos en los bolsillos.

Parecía algo intranquilo.

No sé si era, por lo que fuese que le hubiese dicho su padre antes o, cualquier otra cosa que le rondaba la mente.

Me quedé con la vista fija en él, tratando de deducir cuál de las dos posibles opciones podría ser.

Esperé a que dijera algo que me ayudase a descubrirlo mientras caminábamos, pero no dijo nada.

-¿Y bien? - insistí.

-Nada especial. - seguía sin mirarme.

¿Quizás era por lo que había pasado en las duchas?

Sin darme cuenta, empecé a generar más sudor que de normal.

-Por cierto... mmm...¿tienes...planes... para este sábado?

-¿Ah?

Lo miré cómo si hubiese hablado en un idioma completamente diferente.

-¿Para este sábado? - pregunté bastante dudoso.

-Sí, para este sábado. -finalmente me miró - ¿Supone algún problema? - sugirió enarcando una ceja.

-¿Qué tiene de especial ese día? - seguí obviando su pregunta.

-Pues... es la fiesta del vigésimo aniversario de la empresa de mi padre. - fijó nuevamente su vista al frente - Suelen hacer una pequeña fiesta de celebración, donde van los empleados y clientes de esta. No es que me haga especial ilusión ir. - agachó la cabeza - La verdad, es que preferiría no ir siquiera, pero - posó sus ojos en mí - sería menos molesto si tú vinieras.

De repente, el exterior se tornó diferente, espeso. Como si se hubiese detenido. Como si el mundo hubiese dejado de girar hasta que alguno decidiese volver a hablar. No sabía qué responder, no sabía qué debía responder, mejor dicho.

Pasaron unos minutos antes de que uno de los dos lo hiciera. No nos habíamos dado cuenta, pero habíamos dejado de caminar. Estábamos, simplemente, frente a frente, mirándolos, pensando en qué decir, en qué hacer para que el ambiente se posara menos denso e incómodo.

-Bastardo... - me atreví a hablar finalmente.

Era cierto que ese idiota me llamaba la atención de cierta manera. Sin embargo, necesitaba aclararme, sobre todo después de lo que había sucedido entre nosotros ese día. No podía dejar que lo que fuera que estuviese ocurriendo entre nosotros avanzara a mayores sin estar seguro de qué era lo que realmente estaba pasando.

-Mi padre también me dijo que podía invitar a 4 personas más. - interrumpió mis pensamientos, poniéndose otra vez a andar.

-¿Y a quiénes quieres invitar? - sentía mi interior extraño y aliviado por haber desviado el tema.

-Aún no lo sé. No conozco a mucha gente aquí, ¿sabes? - me miró de reojo.

-Ya...

No dijimos nada más. La situación entre ambos no se calmó, pero no era igual de cargada que antes.