Te conocí hace mucho en realidad, pero seguramente ni te fijaste en mí en ese momento. Tenía 16 años y fui a un cumpleaños con el que era mi primer amor. Recuerdo verte y saber que me llamaste la atención, sin más, tu personalidad resaltó entre todas y supiste hacerte notar. No sé qué fue, pero sé que de toda la gente que conocí esa noche, tú fuiste el que más estuvo. Por eso le hablé de ti a mi mejor amiga, de que estaba segura de que le gustarías y de que me gustaba para ella. Es irónico, de verdad, pensar en eso ahora. Ese momento quedó en una anécdota entre tú y yo, pero que sigo recordando como la noche en la que entraste en mi vida.
Fue mala suerte que me metiera en tu grupo de amigos, que mi ex y tú tuvierais un mejor amigo en común. Fue mala suerte que quisiera meter también a mi mejor amiga. Fue mala suerte que ella y tú acabarais juntos. Creo que en ese momento fue te conocí de verdad. No me gustó, si te soy sincera, me pareciste un gilipollas. Desde el momento en que veía cómo tratabas a mi amiga supe que no eras buena gente. Por ti fue que me alejé de ella, que me enfadé muchísimo. A día de hoy me culpo por no darme cuenta de que la estabas manipulando, por habértela presentado y por hablar tan bien de ti.
Recuerdo que en el día de su cumpleaños te enfadaste porque no te estaba haciendo caso. Estábamos sus amigas, tú y ella en su casa, celebrando y pasándolo bien; creo recordar que intentamos integrarte bastante, pero tú estabas muy serio, muy antipático. No me caíste nada bien. Te encerraste en el cuarto de Lorena y no saliste en toda la tarde. En su cumpleaños. Ella fue tantas veces a su cuarto para consolarte, para pedirte que estuvieras bien, que salieras con ella a divertirte. No saliste en ningún momento. Te llevó su padre a tu casa y los padres le echaron la bronca a Lorena por dejarte de lado. Acabó llorando ese día con nosotras porque no entendía cómo podían estar discutiendo en su cumpleaños. Recuerdo consolarla y decirle que nada de esto me parecía bien.
Ese mismo verano nos fuimos de viaje de amigas y tú la llamabas todos los días. En cualquier situación me hubiera parecido bonito, porque te preocupabas, pero tenía la sensación de que si Lorena no te llamaba te ibas a enfadar. Un acto que podía ser bonito no lo vi para nada como algo que envidiar. Lorena se ponía nerviosa porque se acercaba la noche y todavía no te había llamado. Además, no eran conversaciones cortas, en vez de disfrutar de sus amigas, de su viaje a solas, pasaba una o dos horas pegada al teléfono contigo.
En fin de año te enfadaste tanto con ella que le pegaste a una farola, porque te querías ir a casa y ella todavía no. Esa noche yo había hablado con Lorena. Me había convencido de darte otra oportunidad porque ella confiaba en que tú eras buena persona y que la querías. Desde ese momento supe que no lo eras, que solo le estabas haciendo daño. Desde luego que yo no sabía lo que ocurría en la relación al completo, porque como te dije, ella y yo nos alejamos desde que te conoció. Aun así, con lo que vi, supe que no eras la persona correcta para ella.
Esa sensación le pasó a todas las que estábamos cerca de ella, teníamos conversaciones en las que hablábamos de lo mal que la tratabas y lo mal que nos caías. Lo curioso es que nadie se lo decía a Lorena, salvo yo. Era un secreto a voces, pero ahora lo entiendo, creo que en mi caso fue muy similar. Todo el mundo veía tus pequeños deslices. Sé que tenías una imagen que mantener, esa persona extrovertida, fuerte, buena... pero de vez en cuando se te escapaba tu verdadero yo. Siempre se te escapaba.
Lorena y yo dejamos de hablarnos. Desaparecí de su vida de un día para otro y nunca supe más de ella. No te echo la culpa de ello, para nada, la vida, los cambios y los errores provocó que nuestra amistad se rompiera para siempre. Estuvieras o no en su vida creo que era inevitable que siguiéramos caminos diferentes. Ambas cometimos errores que provocaron una caída terrible. Pero aún así no olvido cómo te conocí, a ti y a tu verdadero tú. Si pudiera volver atrás al momento en el que le hablé a Lorena de ti, no diría una palabra.
Entre mis muchos arrepentimientos contigo, ojalá nunca le hubiera hablado de ti. Por lo que tengo entendido, la trataste peor que a mí y eso me hace sentir culpable. De verdad que, si pudiera volver atrás, nunca le hablaría de que debería conocerte. Quizás todo hubiera sido muy distinto para ella si no llegas a estar en su vida. A pesar del daño que ella pudo hacerme después, nunca me quitaré esta culpa de haberte metido en su vida. Sabiendo ahora cómo eres y lo que puedes llegar a hacer, podría haberlo evitado.
Después de eso te perdí de vista por un buen tiempo. A ti y a todo vuestro grupo de amigos. Vosotros estabais con Lorena y yo ahí no me iba a meter. De esa manera, no supe de ti hasta 2 años después. Para mí te quedaste como un novio idiota que maltrataba mi amiga, pero no cruzaste mi mente en ningún momento.
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Una historia sin nada especial
Non-FictionMe cuesta tanto recordarnos que casi creo que no exististe. Pero claro que estuviste ahí, porque el dolor que siento por dentro cuando te pienso es irrepetible. Te alojaste en mí como si fuera tu casa, cosa que me sorprende... ¿Cómo siendo tan limpi...