Capítulo 2

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El viernes terminé completamente muerto, después de comer/cenar dormí hasta las 3 de la mañana que fue cuando me desperté.

Le mandé un mensaje a Liam para ver si estaba despierto, pero como no obtuve repuesta supuse que no.

Intenté volver adormir, pero simplemente no pude, así que mejor hice algunas tareas que tenía que entregar la semana próxima. Y por las 5 de la madrugada el sueño comenzó a hacerse presente en mí y en menos de 10 minutos me quede dormido.

...

- El tío Eric sigue dormido mamá- escucho que dice una vocecita detrás de la puerta.

- Ve a despertarlo cariño.

Pasan unos segundos y una pequeña vocecita me habla mientras me mueve.

- Tío Eric, despierta.

Me remuevo un poco ante su tacto, pero sigo sin abrir los ojos siquiera.

Aunque ya estoy despierto pretendo no estarlo.

- ¿estas muerto? – pregunta Ryan asustado.

- Si.

Sale de la habitación y escucho como baja las escaleras.

- Mamá, ¿Los muertos hablan?

Amo a este niño.

- Claro que no cariño, ¿Quién te dijo eso? – le cuestiona intrigada mi hermana.

- Porque le pregunte al tío Eric si estaba muerto y me contesto que sí.

A Laila le estresa cuando soy así, la escucho suspirar fuerte antes de gritarme desde la plata baja.

- ¡Despierta de una vez Eric y no estes asustando a Ryan!

Ya uno no puede divertirse ni en la mañana.

Me levanto de la cama de mala gana y me dirijo al baño con todo el ánimo del mundo, nótese el sarcasmo.

Me lavo los dientes y posteriormente me lavo la cara. Dos pasos que nunca me salto en la mañana o en la noche. La preciosa cara que me cargo no se mantiene bonita sola.

- ¿Tío Eric? - escucho a Ryan entrar a mi habitación.

Lo tomo como la oportunidad perfecta para espantarlo, camino en silencio desde el baño a mi habitación donde el pequeño Ryan está en la entrada.

- Bu.

Es la expresión que necesito para que suelte un tremendo grito que pudo dejar con facilidad a toda la cuadra sorda.

- ¿Ya no estas muerto, tío Eric?

- Nunca lo estuve pequeño Flynn- digo tomándolo en brazos.

Esta vestido con un short café y una playera roja con dibujo de Iron-man. Lo último que mi hermana quería era dos municiones indestructibles, pero se embarazo y fue un niño; ahora no hay quien nos pare a los dos.

- ¿A qué hora llegaste amiguito? – cuestiono dejándolo en mi cama gentilmente.

- Hace un rato, no llevo mucho tiempo aquí.

Ryan es una fotocopia de su padre. Castaño y de tez morena, una belleza de niño.

- ¿Te quedaras el fin de semana?

- Si, mamá me dio permiso. – sonríe dejando ver sus dientes pequeños y el hoyuelo que se le forma en la mejilla izquierda.

- Haremos demasiadas travesuras amiguito.

Luciérnagas en un cielo rojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora