Capítulo 20

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"Luna de fresas"

Jeongin se marchó después de tres días, dijo que, más que nada, había ido allí porque tenía muchas cosas que pensar y que la cuidad ni sus padres le dejaban en paz, además quería pasar tiempo con nosotros antes de que nos encontráramos con una sorpresa que nos habían preparado para cuando volviéramos a Seúl y que todo quedara patas para arriba. La verdad es que lo había visto muy distraído el poco tiempo que estuvo aquí, parecía en otro planeta y a veces lo veía muy concentrado pensando. Algo se tramaba, y por lo que vi, era algo que no les agradaría a sus padres.

Las dos semanas de luna de miel pasaron rápido, en un abrir y cerrar de ojos ya nos quedaban dos días para volver y en realidad no quería, ya que eso significaría regresar al trabajo, dar el examen de admisión para la universidad y comunicarle a mi madre lo que quería estudiar finalmente. Sabía que mamá y Minho me apoyarían, pero mis suegros... tenían muchas expectativas de mí y eran como mis segundos padres.

Le aparté un mechón de cabello a Minho del rostro, siempre tenia el cabello cubriéndole los ojos y eso a veces me molestaba, no me dejaba verlo en todo su esplendor. Aunque también era una buena excusa para acercarme a él.

-Honnie, despierta, hay un examen de matemática.-le susurré al oido.

Se despertó de golpe y miró a todos lados, seguramente buscando a la maestra.

-¡Dios, no estudié, qué hago, voy a reprobar!-exclamó al borde de perder los nervios. Luego enfocó mejor la vista y se dio cuenta que seguíamos en el caribe, de luna de miel y que aparte eran vacaciones. Me dedicó una mirada asesina y salí corriendo de allí, estábamos en una hamaca colgada entre dos palmeras, en plena playa tropical. La arena era blanca y el mar tan celeste como el cielo, corrí a través de ese fantástico paisaje sin mirar atrás, sabía de antemano que Minho buscaría venganza por haberlo asustado así.

No había muchos turistas allí, hoy había un recorrido en canoas por las orillas del mar y la mayoría había ido allí. Así que aprovechamos el día para disfrutar de la playa sólo para nosotros, aunque Minho se había quedado dormido nada más recostarse en la hamaca.

De pronto, él se lanzó sobre mí y ambos caímos. Rodamos por la arena hasta llegar a la orilla del mar, nos mojamos un poco y en cuanto reaccioné, Minho me tenía acorralado entre sus brazos.

-De aquí no te escapas, rubio.-sonreí al escuchar el apodo que me había puesto. Lo miré con intensidad, esperando ponerlo nervioso, pero había olvidado algo: desde nuestra primera vez, parecía que ya nada le avergonzaba, y eso era una desventaja para mí, que no podría molestarlo por más tiempo.

-Bueno, ya que no puedo escaparme, que tal si hacemos algo.-levantó una ceja y me observó sugerente, esperando mis palabras.-Sabes... siempre me pregunté como sería hacerlo en la playa...-

-¡No, Christopher, ni siquiera lo imagines!-se levantó de un salto y comenzó a caminar en cualquier dirección con tal alejarse de mí, sabía que aún le molestaba que me refiriera a tener relaciones en público como si nada, era el único punto a mi favor que tenía. Me coloqué de pie y fui tras él, cuando lo alcancé lo sujete del brazo y lo atraje hacia mí.

-Estaba bromeando, aunque admito que me encanta verte así.-le dije mientras lo abrazaba y me reía de su rostro. Tenía las mejillas infladas y enrojecidas, como cuando era niño y hacia escándalos por comer galletas.

-Alguien te podría oir, idiota.-me dijo, acercándose a mí.

-Sí, claro. Las toallas y las palmeras son tan chismosas.-me golpeó el brazo y me abrazó en seguida. Minho se había puesto muy cariñoso y tierno, nunca en mi vida lo había imaginado asi. A pesar de continuar con nuestras peleas habituales, era extraño tenerlo sólo para mí. Aún no cabía en la felicidad de saber que no sufriría más pensando que él llegaría a casa de la mano de cualquier chico para presentarlo como novio, o pelearme con él y estar meses sin hablarnos.

marry me [banginho]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora