3: ¿Serán todos los humanos igual de estúpidos?

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significa muchísimo para mí 🩸 beatricelebrun🩸

Me congelo, no sé cómo actuar y él se pone de pie de golpe

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Me congelo, no sé cómo actuar y él se pone de pie de golpe. Mi corazón late con fuerza descomunal y siento la parte de mi mejilla donde firmó ardiendo como si estuvieran marcándola con cera caliente.

Mis sentidos parecen no tener la capacidad de reaccionar y me siento obligada a detallar el borde de su silueta a contraluz mientras arregla cada uno de los mechones de su cabello de manera pretenciosa. Su sonrisa se siente forzada, calculada, como cada una de sus acciones. El temblor de sus dedos está disipándose, pero aún lo noto. Actúa como si estuviera haciendo alguna puesta en escena para alguien que lo vea por el agujero de una cerradura.

Ridículo. Absurdo.

Satisfecho por nuestro último intercambio, se da la vuelta para marcharse una vez más y esta vez no me atrevo a hacer más nada. Me siento en el suelo abrazando mis rodillas, sin saber si estoy llorando por el susto, la frustración o el sueño. Acabo de recordar lo estúpido que es llegarle por detrás a una persona que no conoces y de la que no sabes que es capaz. Más aún, ahora al menos puedo estar segura de que estoy en una desventaja tremenda en comparación a él.

— Un contrato, conseguí un contrato —Canturrea por lo bajo, subiendo el tono apenas lo suficiente para que lo oiga.

Todo en su porte es arrogante, incluso su manera de alejarse de mí mientras sigo tirada en el suelo por la conmoción.

Mi cerebro intenta buscar mil y un razones que expliquen quién es o por qué llegó a parar acá, pero me obligo a mí misma a dejar de pensar en él. No vale la pena, no merece que gaste mis neuronas en algo tan irrelevante como las razones que un malcriado que ni conozco tendría para hacer cualquier cosa. Cierro los ojos para no tener que ver su silueta alejándose, sabiendo que me estoy poniendo en peligro. Necesito un momento para calmarme, para recuperar el control de mí misma.

«¿Por qué siempre que me ocurren estas cosas mi mente decide colapsar?»

Habría pensado que, después de todo por lo que he pasado, sabría como reaccionar.

Por fin me pongo de pie aún aturdida por el intercambio que acabo de tener, una parte de mí se pregunta si acaso fue real. Mis piernas tiemblan y me aseguro de amarrar con fuerza el trozo de tela alrededor de mi herida. Detallo mi entorno, y aunque sé que es probable que lo único que vaya a encontrar sean los cuerpos húmedos de los delincuentes que amenazaban con husmear en mis entrañas, la sensación de peligro no se marcha.

El olor de su sangre me atrae por unos segundos. Sucia, primitiva, llena de óxido y sustancias tóxicas que seguramente se inyectarán en episodios de delirio. No serían los primeros, mucho menos los últimos en sucumbir ante los rumores y propagandas de las autoridades.

Sed, venganza y sangre de hadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora