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4 años mas tarde...

Jeon Jungkook levantó su vaso de soju junto a sus demás compañeros y todos brindaron alegremente. Bebió su shot de un sorbo disfrutando de la sensación ácida pero a la vez dulce del alcohol.

—¡Woah!. —Dijo Jeon. Todos a su alrededor rieron. —¡Que bien!.

—Por el nuevo jefe de contabilidad. —Dijo Yena, la sub gerente del departamento. —Todos estamos felices con tu ascenso.

—El jefe es un az para las matemáticas. —Dijo uno de sus ahora empleados. Jeon rió. —Resolvió el problema de los Jjanseng en una noche y ellos lo acepataron sun rechistar.

—Bueno, todos estamos de acuerdo que es la mejor opción del departamento. Aunque le espera mucho trabajo, jefe-nim.

—Sí, lo se. —Dijo Jeon, mientras tomaba un trozo de carne de la asadera. —Pero, ey, pelear con los ejecutivos en las juntas es lo que mas ilusión me hace.

Todos rieron.

Desde que salió de la universidad él había tenido una oferta de empleo de una corredora de seguros con un departamento dentro contabilidad que yacía abandonado. Jeon Jungkook había aceptado el empleo y haciendo números una semana entera, él sacó el departamento adelante con las ganancias mas potentes para la aseguradora.

Se demoró un año en llegar a la jefatura de todo el departamento de contabilidad. Su sueldo era ridículamente grande, pero las responsabilidades tambien lo eran. Él estaba solo un puesto por debajo del dueño de la aseguradora, asi que se encargaba de llevar el liderazgo de casi toda la empresa.

Eso sin nombrar que sus acciones, sus clientes y el nombre de la empresa que había circulado mas que nunca últimamente. Iban directo al éxito y él estaba preparado para todo lo que eso significase.

Esa noche todos celebraban que Jeon había sido ascendido a Gerente del departamento de contabilidad. El mando del dinero de la aseguradora sería todo suyo y había prometido no fallarles, ni a ellos ni a él mismo.

Esa noche él llegó tarde a casa y su perra Lily llegó a él moviendo su esponjada colita y Jeon no pudo evitar tomarla en sus brazos y soportar sus besos por toda la cara. Él limpió su departamento, cambió la arena de su gato Bigotes y la arena de Lily. Rellenó su comedero y sus fuentes con agua. Lavó los platos, cocinó para la semana y se fue a dormir, con bigotes en sus pies y Lily en su pancita.

Al día siguiente llegó al trabajo sintiéndose fresco como siempre. Su piel perfecta, su traje impecable (sin mencionar que había estado 20 minutos limpiando los pelitos de Bigotes) y todos le saludaban con una reverencia.

—Sunny. —Dijo, entrando a su oficina. Ella al verlo se inclinó en su escritorio de roble. Sunny era su secretaria personal y una chica muy guapa que siempre se sonrojaba al verlo.

—Sr Jeon, el jefe pidió una cita con usted a primera hora. —Dijo ella, Jeon fue a la máquina de café y presionó el botón del macchiato. —Y recordarle también que los pasajes al evento de Lydia en américa ya fueron comprados, la gente está muy ansiosa por verlo en aquel evento.

Jeon preparó un café para ella también. Usualmente no lo hacía, pero Sunny se veía mas nerviosa de lo usual. Al tenerlos listos, él dejó uno en el escritorio de ella y Sunny sonrió complacida.

—Gracias señor, pero no tuvo qué.

—Irás conmigo al evento de Lydia. —Le dijo, ella se sonrojó. Dios, que cliché. —Asi que tómate la tarde libre y compra un buen y lindo vestido que lucir, ¿Si?.

—S-sí señor. —Dijo ella, repasando la agenda de Jeon nerviosamente. —Tiene una reunión con los ejecutivos al medio día y a las 2 una cita con los dueños de otra aseguradora coreana que quieren su asesoría.

Orange LineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora