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-Isabel Allende... Esa escritora me entriga... - pensé mientras leía "La ciudad de las bestias" libro de aquella escritora que me habían mandado leer en el instituto
Me encontraba en mi habitación, tumbada en la cama leyendo y riendo por mi lectura de este trimestre. Hoy era el conocido "Sábado de Tokyo Revengers" y me encontraba emocionada pues por fin iba a poder ver a mi personaje favorito, Draken.
-Lástima esté con Emma... - murmure para cerrar el libro después de descubrir que al protagonista le habían robado la mochila su amiga la drogata.
Encendí mi celular viendo mi fondo de pantalla con admiración para después abrir la app donde veía los capítulos y empezar a ver el nuevo.
Una vez lo terminé emocionada salí a cenar pues mi madre adoptiva me habia llamado. Me senté en mi zona y empecé a comer mirando la pared.
Si, mis padres me habían abandonado de pequeña pero no me importaba la verdad, eso solo era cosas que pasaban en la vida y daba gracias por al menos tener techo y comida. La familia con la que estaba ahora no me respetaba, lo que se le llama, dignidad de la persona, de hecho, mi zona de comida es en la esquina, sentada en el suelo y la comida la tenía en un cuenco.
-Hija, por que has sacado un 4 en inglés? - comentó mi padre a lo que yo no respondí pues sabía lo que vendría después. - Te damos lo necesario para que crezcas y asi nos lo agradeces? Ya sabia yo que no era bueno adoptar a esta cría cariño
Terminé de comer y me fui a mi habitación, en verdad mi padre tenia razón, no debieron aceptar a una niña que fue devuelta al olfato más de 11 veces por 11 padres distintos...
Preparé mi mochila para el instituto y me acosté para mirar las estrellas a través de la ventana de mi cuarto.
-Lo que daría por ser parte de una historia... Una en la que no sufra de esta manera, lastima eso no pueda ser real - dije para quedarme dormida sin llegar a ver como la estrella fugaz que me cambiaría la vida.
A la mañana siguiente me desperté tarde para vestirme rápidamente e irme corriendo sin desayunar como era costumbre.
-Pero mira... Es esa chica rara huérfana - escuché los murmullos a mis espaldas, siempre sonreía amablemente para estar por dentro más muerta que viva. Pretendía que nadie notará la mierda que sentía y que no me dolían sus comentarios, pero todo se fue a la mierda cuando sentí mis piernas flaquear junto a un mareo - Ya ha perdido más de 10 kg que te apuestas?
Si, no solia comer ni desyunar ni almorzar, era malo? Obviamente, pero era como una droga. Me apoyé en una pared para relajarme y respirar hasta que sin evitarlo me desmaye desplomandome en el suelo llamando la atención de la gente.
A partir de ahí solo recuerdo a un pelinegro fumando encima de una motocicleta diciendome que daba igual el tiempo que pasará al lugar que iba al igual que cuando volviera de aquel mundo todo estaría igual que cuando me fui.
