El emperador como cada año hace un baile de primavera, en donde todos los omegas solteros asisten para cautivar al emperador.
Pero esta vez el baile se hará debido a que el alfa del emperador se niega a anudar a sus concubinas, ¿Podrá alguno de los...
Jimin caminó por todo el palacio, saliendo del mismo caminó hacia el bosque y una vez que estuvo en el centro de este empezó a gritar con todas sus fuerzas.
Lloró y gritó todo lo que tenia guardado desde hace años, poco a poco los dolores y pesares que tenía en su cuerpo y mente le fueron abandonando y cuando ya no tenía más por soltar cayó al verde pasto.
-Ah~.- Jadeó bajito. Su garganta picaba pero era soportable.
La única razón por la cual decidió ir allí fue por su familia, Jimin quería estar bien física y mentalmente, sin tener algún otro pensamiento molestándolo.
Cuando sintió que ya estaba mejor se sentó y sonrío. Se levantó con cuidado para luego limpiar sus ropas, corrió hacia el castillo y al entrar las concubinas del palacio lo miraron de mala manera por lo que el Omega dejó de sonreír y mantuvo su postura.
-¿Qué miran?.- Preguntó haciendo que las muchachas de asusten y se pongan a hacer otras cosas.
Siguió su camino hasta su habitación donde encontró a su esposo quitándose el traje de general. Con una gran sonrisa el omega se acercó a su alfa para luego besarlo.
-¿Donde estuviste Jimin?.- Namjoon tomó a su esposo de la cintura.
-Fui a caminar, pero yo y el bebé estamos bien, perdón si no lo dije antes, no quería que tengas problemas en la guerra.- Acarició la mejilla de su esposo con cariño.
Namjoon no se podía enojar mucho con su adorado esposo por lo que simplemente dejó un beso en los labios de su esposo, y ambos decidieron dejarse llevar por el momento y terminaron haciendo el amor.
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Hoseok estaba caminando mientras miraba a la fila de concubinas paradas frente a el esperando el regaño.
-¿Es que acaso ustedes no lo entienden?, ¡Ustedes son solo simples concubinas aquí!. ¡Si eran princesas de dónde vienen aquí ya no lo son!.- Le gritó a cada una. -¡Ustedes no tienen derecho a tratar a los sirvientes como basura aquí!- Hoseok de acercó a una en especial. -No sabes cuánto agradezco a la madre luna por el simple hecho de que tú no eres la omega de mí hijo.
-Yo no soy la omega de su hijo porque ese otro Omega llegó a ocupar mí lugar con un niño que seguro no es suyo.- Habló mientras miraba hacia el suelo.
-¡Cállate!.- Dijo entre dientes. -¿Con qué derecho me hablas así?, A mí, a tu emperatriz- Sonrío al ver el lindo collar que tenía en su cuello para luego arrancarlo. -Ay lo lamento. ¿Te lo había regalado mí hijo no?, Bueno pues ahora ya no sirve.
La emperatriz se dió la vuelta caminando hacia la salida cruzándose con Seokjin, Hoseok dejó un beso en la frente del omega y luego siguió su camino.
Al llegar a la sala del trono Hoseok subió las escaleras para luego sentarse en las piernas de su esposo.
-¿Todo bien?.- Yoon-Gi acarició la cintura de su esposo con cariño.
