La noción tradicional de un modelo de comunicación emisor-mensaje-receptor resulta insuficiente bajo el contexto transmedia, y es más bien uno de codificación-decodificación el que se ajusta a sus características (De la Peña, 2020, p.28). El mismo favorecerá "[...] una nueva interpretación de los medios en función de la construcción de sentido de parte de las audiencias y la negociación entre éstas y los medios" (id.), pues la codificación está siempre mediada por la manera en que el receptor lo decodifica (id.). En consecuencia, se han propuesto tres formas de decodificación: "la lectura dominante-preferente, que ratifica un mensaje, la lectura oposicional-aberrante, que rechaza o invierte el sentido del mensaje, y la negociada, en la que el mensaje es sometido a una resignificación" (id.). Si esto no pareciera ya bastante complejo, no puede olvidarse tampoco que los públicos no son homogéneos.
El trabajo de Daniel Dayan marcó una importante distinción que separa a la audiencia del público. Mientras la primera actúa de un modo más bien inconsciente, la segunda corresponde a personas de atención activa a mensajes que valora, aportando a la vez que solicitando atención (Dayan, 2005, como se citó en Jenkins, et al, 2015).
En un panorama como el de ARMY, vale especificar quiénes son los fans. El referente académico de la cultura fan, Henry Jenkins, en compañía de Sam Ford y Joshua Green, acota a los fans como "[...] individuos que mantienen una relación entregada con una franquicia mediática concreta y <a los> fandoms, cuyos miembros se identifican conscientemente como integrantes de una comunidad mayor hacia la cual sienten cierto grado de compromiso y lealtad" (Jenkins, et al, 2015, p.3759). Bajo esta perspectiva, los fans que siguen de forma independiente corresponderían a una audiencia, mientras que los fandoms van aproximándose más hacia un público (id.).
Aprender cómo funciona cada una de estas redes y distinguir el tipo de contenidos que comparten es parte del aprendizaje que tienen las integrantes de ARMY para insertarse en el fandom. La manera en que cada persona llega hasta BTS puede ser muy variada: recomendaciones de amigos, intereses relacionados (como gusto por otros productos culturales coreanos), exposición a sus promocionales, etc. Sin fijación por ello, se denomina de manera general como baby army a las personas que comienzan a adentrarse en lo relativo al grupo con la finalidad de conocerles más allá de la música, bailes y videos. Esto representa una inversión de tiempo y atención importantes dada la dinámica transmedia que ofrece la banda; sin embargo, en las palabras de Dulce podemos encontrar una percepción compartida por muchas armys: "No siento que sea un esfuerzo. Realmente lo hago por gusto".
Dada la diversidad de fuentes de contenido, así como los años de trayectoria del grupo, no hay una vía preestablecida para volverse army, y en el identificarse como tal, influye mucho la autopercepción. Yarely, una joven mexicana del fandom, nos compartía su experiencia relatando: "Utilizaba mucho eso... lo que viene siendo Twitter. Eh, las páginas de YouTube, {...] en las cuales los chicos empezaron a subir videos... lo primordial, de su primera canción, de cómo se fueron integrando {...]. Ya con el paso del tiempo te vas acoplando a nuevas redes sociales que ellos manejan... por decir la empresa".
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ARMY y los BIAS
RandomMuchas gracias a Dulce, Itzel, Maye y Yarely por su tiempo, disposición e increíbles experiencias. Esto fue posible gracias a ustedes. Este texto corresponde a un proyecto de investigación desarrollado en la asignatura "Trabajo etnográfico II", c...