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Tatuajes

— Las personas con tatuajes se ven mil veces mejor que aquellas que no tienen — comenta de la nada el de cabello bicolor, mirando las fotos que ha descargado en su celular.

— Tatuajes — susurra Mauro, jugando con su piercing, ya ha pasado un mes desde su último cambio y cuatro desde el primero.

Deja caer su mentón sobre el hombro de su amigo, mientras entrelaza sus manos encima del abdomen del menor, todo con tal de ver las imágenes para su nueva aventura.

Se encuentran en el patio de su casa, sentados bajo el gran árbol que hay. Mauro tiene su espalda recargada en el viejo, pero fuerte tronco. Y Tiago está entre sus piernas, sintiéndose bien en el abrazo de su amigo.

Deja el celular a un costado y se acomoda mejor, situando sus delgadas y pequeñas manos encima de las del otro. Su mirada se encuentra con la del ahora ojiazul, extraña el color verde de sus ojos, pero si ha decidido cambiar el no es nadie para corregirlo.

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Tiempo atrás había descubierto que los girasoles son las flores favoritas de Tiago. Así que volviendo al establecimiento donde se hizo el piercing, pregunta a la misma chica si tiene tiempo en ese instante para un tatuaje.

— ¿Dónde lo querés?

— Aquí — señala debajo de su palma, justo donde tiene aquella diminuta cicatriz que nunca le ha gustado.

— De acuerdo.

¿Dolió?

Claro que le dolió, sobre todo porque es una persona que odia las agujas con todo su ser.

Pero todo sea por Tiago.

¿Por qué aún no dice que le gusta?

Cabello rojo: listo.

Ojos azules: listo.

Piercing: listo.

Tatuaje: en eso está.

Cuando llega a casa, su madre lo toma por la muñeca para que salude a su tía, sin saber que le está haciendo daño por la resiente tinta en su piel. Mauro no explica nada, solamente agacha la mirada sintiéndose avergonzado.

— Si decidís cambiar y es por voluntad propia, te estás volviendo valiente. Pero si sólo lo hacés por otra persona, cariño, déjame decirte que eso es de cobardes — habla con ternura su madre, mirando la piel rojiza de su hijo.

Mauro esa noche se duerme con lágrimas cayendo de sus ojos verdes. Aquellos que lleva ocultando desde hace varios meses.

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¿Ahora sí lo entiendes? ¿Decides ser valiente o cobarde?