Buscando mi felicidad

Capítulo 3

Capítulo 3

2015/ Madrid

Charlotte

Ya a pasado una semana desde que iniciaron las clases y hoy es viernes, día de ir a donde mi psicóloga, mis amigos me invitaron a una fiesta hoy, pero les dije que debía cuidar a mis sobrinos el día de hoy, lo cual en cierta parte era verdad, solo que ellos no sabía que debía ir a donde mi psicóloga, Valentina era una psicóloga excelente en su campo, solo que ella me ayudaba con problemas de mi infancia pero no con mis problemas de la actualidad, ya llevaba cambiando psicólogos casi siempre, no duraban más de 3 meses y me iba luego de que decía algo que no les gustaba y me obligaban a hablar, pero con Valentina, llevo 6 meses de terapia, ella me ha ayudado a superar la muerte de mi padre, que me ha costado mucho superar.

Pero hoy era el día, el día en que por fin podría hablarle sobre lo que me atormenta de mi hermana, la culpa de lo que le pasó a los 13 años siempre la cargaré conmigo misma.

Entro al edificio y me dirijo a recepción, Valeria la asistente de Valentina me dice que pase ya que Valentina me está esperando.

– Hola Charlotte, un gusto vete hoy.– me mira y vuelve a dirigirse a mi.– Ya puedes tomar asiento, me gustaría saber qué tal estuvo tu semana.

– Hola Vale, creo que fue una semana buena, estudié y termine los trabajos que me dejaron en la semana.– Di un suspiro y continué.– Esta semana cuide a los hijos de mi hermana Fernanda, y dentro de unas semanas vendrán mis dos hermanos, La Cata y el Jonathan, ya hace meses que no vienen y estoy muy feliz por eso.– Le hago un gesto de felicidad y luego mi rostro se pone triste.

–¿Charlotte, ocurre algo de lo que no me has querido contar?. – Me pregunta con amabilidad.

– Creo que ya es momento de contarle algo más sobre mi vida. – Digo sin soñar fría y la miro a los ojos.– Es una de las cosas que aún me atormentan, y que es toda mi responsabilidad

– Sabes que puedes contarme lo que desee, cuando quieras y estés preparada, y si es ahora el momento, te escucharé con atención y no te presionaré a qué me cuentes. – me miro y se sentó a mi paso dándome un abrazo para sentirme segura.

Sabía que este día llegaría, no me sentía en desconfianza, ella me daba La Paz que busque por años en mi madre.

– Yo soy la culpable de que mi madre me odie.– Digo en un sollozó y prosigo.– Por mi culpa mi hermana sufrió a sus 13 años.

– Nada es tu culpa, mejor cuéntame y podremos solucionarlo. – Me dice con tranquilidad.

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Luego de terminar la sesión con Valentina, llore mucho, pero ella me contuvo y me repitió constantemente que no fue mi culpa, pero no es lo que siento de los 7 años.

Llegue a mi casa y fui a buscar a mis sobrinos, Ámbar de 8 años y Alonso de 9 meses. Ellos son todo lo que necesito para sentirme bien.

Llegamos y les preparé la cena a ambos, comimos y los llevé al cuarto de juego para leerles un libro, ellos aman el cuento de la bella y la bestia, y a veces saco libros para colorear y les invento cuentos con las imágenes, Ámbar ya se dio cuenta de eso, pero no dice nada al respecto, no quiere hacer enojar a su hermanito, que se vuelve insoportable cuando se enoja.

Después de un rato se hacen las 9 de la noche y me dirijo a acostarlos en sus camas, le pongo una canción de cuna a Alonso y me fijo de que se durmió, y acuesto a ámbar en su cama, le cuento un cuento para que se duerma y me prendo si lámpara, ya que odia la oscuridad, luego de que se duerme me vio con cuidado a living y en eso suena mi celular.

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Llamada pérdida

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No salía nombre a sí que deje el celular en la mesa y me puse a ordenar la casa, antes de que llegue mi hermana o mama para venir a buscarme, aún que sería gracioso ya que mi hermana vive en la casa al lado de nosotras, así se le hace más fácil que yo los pueda cuidar mientras ella trabaja.

Son las 10:30 y reviso mi celular.

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12 llamadas perdidas

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Ya era raro, ya que eran del mismo número de teléfono, por lo que decido marcar.

– Hola...– Digo algo dudosa. – Tengo más de 10 llamadas perdidas de este número de teléfono, ¿Quién es?

– Soy tú peor pesadilla, sé que estás sola en casa con tus sobrinos. – Su voz es ronca, puedo saber exactamente quién es. – Espero que tú madre llegue tarde, así puedo pasar por tu casa un rato, te esperaré.

Luego de escuchar eso corte la llamada, no puede ser, el no sabía mi número, no puede saber mi número.

A la media hora llega mi hermana a la casa y yo tomo mis cosas y me voy a casa, me despido y de ella tomos mis cosas y me voy.

Busco mis llaves y me dirijo a mi casa, guardo mi bici en el garaje y abro la puerta de casa, me pongo a ordenar mis cosas para mañana y me voy a mi recámara a tomar unas cosas para ducharme, en lo que aparece el.

– Tardaste mucho, tú madre está por llegar y no quiero usar la fuerza esta vez. – Me dice.

– Por favor hoy no...– Digo con la voz quebrada. – Mi madre ya está por llegar y no puede verte acá.

– Sácate la ropa, tienes 5 minutos. –Me dice frío.

Con un nudo en la garganta le hago caso, mi mundo se nubla y no sé qué hacer en estos momentos, el miedo me consume, pero yo soy valiente, o eso espero.

Me tira a la cama y hace lo que ha hecho por tantos años...