La habitación de Duelo

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 Capítulo 2 

Lut terminaba de ajustar su vestimenta, para poder salir de lasala común de Galkin. A causa del frío, la vestimenta se basabaen ropas rústicas que a decir verdad resaltan las masculinidadde todos los estudiantes, incluso, las chicas perdían un poco desu feminidad gracias a la cantidad de tela que esta conlleva; noera nada más que unas botas muy pesadas, las cuales detestórápidamente Lut ya que le hacían caminar torpemente, yabrigos de lana color marrón que cubrían sus vestiduras decolor rojo, manteniéndolo así protegido del inmenso frío deaquel lugar, agradeciendo por ello. 

Dando traspiés por las escaleras de la sala común, Lut no dudóen salir de aquel lugar, no sin antes detallar por enésima vezlas fachadas de aquel sitio, la cual contaba con hermosasestructuras terráqueas forjadas con una fina porcelana dematices fríos; en el centro había una enorme chimenea queresplandecía todo el lugar, calentándolo, mostrando así losenormes sofás vinotintos en sintonía con la alfombra de colormarrón. Cerca, habían cuadros que colgaban en diferenteszonas de la pared; todas ellas con movimientos de cada uno desus personajes, los cuales observaban a Lut de forma curiosa.También habían alrededor de dos bibliotecas, y en una esquina,una enorme mesa de comedor la cual le daba un aspecto muyelegante al lugar. 

Lut suspiró, para caminar luego hacia la puerta de la salacomún. A diferencia de Hogwarts no se necesitaba de una clavesecreta para entrar, aquí solo debía colocar su mano sobre elenorme Fénix de mármol, la cual evaluaba al parecer el alma  de la persona, indicando que verdaderamente pertenecía a lacasa, incluso, se rumorea que tan siquiera con una pociónmultijugos era capaz de engañar a la estructura ya que no sebasaba en el físico, sino la esencia misma del ser. 

Era la segunda semana de Lut en el colegio, y ya comenzaba aestresarse, no solo porque todavía no se acostumbra al clima oque simplemente viviera más perdido en los rincones delcastillo, —algo que le parecía absurdo ya que Hogwarts eramucho más grande y jamás se perdió tanto, como muchas vecesle pasó en este lugar—. Pero, su real estrés era dado por losfamosos exámenes TIMO. Al principio creyó que se salvaría deaquello por no estar en su antiguo colegio, pero, al parecer esun requisito para todos los colegios de magia del mundo solopara garantizar que ningún mago fuera un inútil, al menos, esoes lo que creía Lut sobre aquello. 

Lut al llegar al comedor, no dudó en apresurarse y sentarse enel grandioso banquete dispuesto en las alargadas mesas. Unbrazo se alzó por encima de muchos alumnos, viendo que setrataba de su amigo Rufus, un chico de también de Galkin, conel típico corte militar, rubio y muy musculado, ya que dentrode sus actividades extracurriculares consistía en ver clases deMagia Terrestre. La cual era una asignatura que abarcaba todosobre la magia terrestre, y su influencia sobre la tierra, piedras,y quizás también conocer su uso en excavaciones, la cualameritaba de mucho esfuerzo físico. 

El chico se sentó al lado de Rufus, el cual le saludó con un trozode pan en la boca, haciendo reír a Lut por su comportamiento.La mesa estaba repleta de numerosas comidas, entre ellas:mucho pan, mantequilla de maní, cerveza de mantequilla, empanadas de calabaza, tritones de jengibre y pastel decalabaza. Lut sonrió, pues al menos la comida también se leparecía a su antiguo colegio. Había quedado saciado cuandoRufus comentó. 

—Esto ha sido un enorme banquete, digno de hombres comonosotros, Lut. Dime, ¿cómo te preparas para las clases de hoy? 

—A decir verdad, estoy tranquilo. Sólo espero no volver aperderme y llegar tardes a todas ellas como la semana pasada...si eso llegara a pasar, estoy seguro que me transformaran en unreloj de arena sólo para que llegue a la hora correcta. 

—Vaya... creo que tienes razón, especialmente si llegas tardecon Tallander. 

Lut asintió. 

Ambos chicos se levantaron para dirigirse a la clase deencantamientos, con el profesor Sigmund Cálagan, el cual eraun hombre mayor con el rostro tan fruncido, que lograbaparecerse a un ave de rapiña; algo común que tenían muchosde los profesores y estudiantes de este lugar, a decir verdad. Alparecer, el trato duro de este sitio había convertido a muchosde ellos en seres muy temperamentales y sin gracia, adiferencia de Rufus, quien para él todo era una vil broma.Caminaban los dos por los enormes pasillos que conducían alvestíbulo de caracol, el cual indicaba que se trataba de laentrada de la clase de encantamientos, cuando una fuerte manoapretó el hombro de Lut, interrumpiendo su camino. Este sevolvió para ver quien le había tocado, observando que eraViktor. Verlo le hizo recordar, que desde que pisó el castillo lanoche en que le habían seleccionado su casa, no le había visto.  

Lut: Entre la Vida y la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora