CinthyaPocas veces en su vida Cinthya se había puesto como prioridad en su vida.
Su hermana gemela era un huracán andante y, como tal, dejaba caos y destrucción a su paso. Dejando atrás relaciones rotas, peleas, destrucción de propiedades públicas y privadas, alcohol y a veces incluso involucrando drogas. Y Cinthya siempre era la encargada de arreglarlo, de reconstruir todo a su paso. Había llegado a un punto incluso en el que podía considerarlo rutina.
Incluso cuando eran sentimientos los que habían sido heridos ante las frenéticas y despreocupadas acciones de su hermana. Ella trataba de solucionarlo.
Había secado lágrimas, chantajeado a personas, pagado estropicios e incluso algunas fianzas.
Su hermana era la única persona a la que consideraba verdaderamente familia. La persona más cercana a ella y, a pesar de todo y, de todas la dificultades por las que pasaba por ella, la quería y quería protegerla por encima de cualquier cosa.
Cinthya se repitió esos pensamientos una y otra vez tratando contener su enfado y de olvidar el olor a orín y vómito que desprendía el callejón en el que se encontraba esperando.
Hacía media hora que su hermana le había llamado con urgencia a las tres de la madrugada rogándole que fuera a buscarla a un pub llamado Snake. Y hacía un cuarto de hora que Cynthia llevaba esperando en el frío y maloliente callejón a que saliese su hermana.
Escuchó un ruido que se asemejaba sospechosamente al sonido que haría una rata e intentó ignorarlo mientras trataba de pensar en cachorritos y prados verdes. Cualquier cosa que le alejase de ese lúgubre callejón y de la compañía de los roedores.
Deseó estar en su casa con un café en una mano mientras leía su novela tranquilamente, en el calor y la seguridad de su hogar. Estaba a punto de tomar la iniciativa y entrar en el establecimiento cuando se abrió la puerta.
Se anunció la llegada de su hermana con un ruidoso taconeo que provenía de sus llamativos zapatos de marca que medirían, como mínimo, quince centímetros de altura.
Esas armas mortales a las que su hermana llamaba zapatos iban conjuntados con un vestido rojo corto de escote de corazón, el cual no dejaba mucho a la imaginación.
Su cabello castaño claro por los hombros, al contrario que el de Cynthia, quien se lo había dejado largo hasta la cintura, estaba revuelto y despeinado.
Y sus almendrados ojos miel, casi amarillos, estaban desenfocados.Sin fijarse en ningún punto en concreto miró el callejón. Su vista recorrió la tétrica callejuela desde los atestados contenedores hasta el camino gris y las paredes de piedra.
Entonces su altiva y desenfocada mirada se detuvo en ella.
En ese preciso instante Cinthya supo que algo iba realmente mal.
Se decía que los gemelos tenían telepatía, o algún método similar que les permitía comunicarse únicamente mirándose a los ojos.
Cinthya no sabía si era debido a que eran gemelas, pero ese había sido, desde siempre, su caso. Por más rencillas que tuvieran nunca habían perdido ese tipo de conexión la cual ambas compartían.
-¿Que ha pasado?- preguntó ansiosa ante el silencio de su hermana.
-Vámonos, te lo contaré en casa- se acercó únicamente con un ligero tambaleo. Lo que tenía cierto mérito puesto que probablemente hubiese ingerido su peso en alcohol, a juzgar por su fuerte aroma a destilería y en base a experiencias propias.
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Quédate
RomanceCinthya ha vivido siempre a la sombra de su hermana gemela. Cinthya y Claudia son dos hermanas idénticas en apariencia; sin embargo, son completamente distintas en el resto de cosas. Claudia es sociable y le encanta salir de fiesta, beber, fumar y...