Bakugo se ve seriamente afectado por los oscuros días de la Guerra, mientras se enfrenta a las consecuencias de un gran accidente su vida se volverá turbulenta al tener que rehabilitar no solo su cuerpo si no también su mente. Durante este proceso e...
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Bakugo estaba recostado de lado en su camilla, escondiendo la mitad de su cara entre sus brazos, con la mirada fija en la ventana.
Al lado de su cama, de nuevo, estaba la charola de comida que el hospital le daba a los respectivos horarios habituales de alimentos, intacta, ya que Bakugo llevaba días contrabajo tocando algo de lo que le ofrecían.
En los últimos días se había tenido que enfrentar a su nuevo estilo de vida carente de sonidos, a muchos procedimientos médicos y noticias desconcertantes.
Las evaluaciones de los médicos empezaban a arrojar resultados y con esto los ánimos del rubio se habían vuelto una montaña rusa, una con curvas muy pronunciadas, subidas estrepitosas y caídas aún peores.
El equipo médico que lo atendía tenía puestas sus esperanzas en una pequeña intervención quirúrgica para que pudiera recuperar la audición, un procedimiento simple, con intrusión no muy profunda, pero al tratarse de un órgano tan delicado como lo era el tímpano, tenían ciertos planes de contingencia los cuáles eran qué en caso de la operación no ser cien por ciento efectiva, Bakugo podría ayudarse con una prótesis auditiva, para llevar una vida normal la mayor parte del tiempo.
Opción a la cual el joven explosivo se negó rotundamente.
Con esa presión encima todas las esperanzas de los médicos recaían en la operación. Le tuvieron que dedicar muchos estudios previos al cuerpo y a la capacidad cognitiva del rubio, así como una planeación muy exhaustiva y cuidadosa del procedimiento. Tanto los padres de Bakugo como él mismo, insistieron a los doctores tratar de hacer todo lo que pudieran para poder salvarle el oído ya que el joven era un aspirante sumamente prometedor a héroe profesional, tenía un gran futuro por delante y Bakugo estaba convencido que ese tipo de discapacidad se volvería un problema rotundo que obstaculizaría su carrera.
A pesar de las dificultades que le había traído al hospital albergar a un paciente tan... enérgico, como Katsuki Bakugo, estaban totalmente conscientes de su labor como héroe aún siendo un estudiante muy joven, y de su participación para poder darle fin a la guerra, así que decidieron esforzarse y poner todo lo que estuviera en sus posibilidades para hacer que Bakugo se recuperara lo más que pudiera.
Pero claro, no sería una tarea fácil, tampoco rápida.
Habiéndole planteado esto al muchacho, no tuvo opción más que aceptar de mala gana, cooperar con cualquier cosa que tuvieran que hacerle, y quedarse en el hospital el tiempo que fuera necesario.
Por lo pronto, no podía escuchar todavía, y nunca se imaginó, como el silencio se podría convertir en algo tan estruendoso dentro de sí mismo.
Katsuki pasaba sus días pensando en qué podría estar pasando a su al rededor, temiendo a lo que en cualquier momento podría acercarse a el y ni siquiera se daría cuenta; los primeros días se mantenía muy estresado, alerta. Casi no dormía, y no estaba en paz ni un segundo del día, dentro de él naturalmente yacía un miedo a no poder protegerse de lo que sea que pudiera pasarle. Estaba muy intranquilo.
