Capítulo III: Salvando la aldea duende, Pt:2.

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El duende con solo quitarse el sombrero que traía fue capaz de crear una cueva la cual no existía hace un momento pero que, serviría como pasaje al otro plano de donde proviene el duende.



Silicel ante tal acción se encuentra asombrado y anonadado, pues él nunca había visto una magia tan poderosa como esa capaz de crear lugares que no existen.

- ¿Cómo es que funciona tu magia? ¿Cómo fuiste capaz de crear esta cueva? -pregunta Silicel al duende con intriga.



- verás, los duendes desde que nacemos ya contamos con magia en nuestro ser, nuestro Pneuma cuenta con magia desde los inicios, pero eso de crear lugares eso es imposible para el nivel de magia de un duende, podemos transformarnos en lo que queramos pero no crear sitios o lugares eso es imposible para nosotros. Yo solo hice visible lo que ya estaba ahí, cosas que para el ojo humano es imposible de encontrar, si bien la cueva siempre esta, es como si no estuviera, pues está en varios puntos del mundo, pero solo la podemos hacer visible con magia -le explica el duende al joven Silicel.



-Comprendo, yo creo que aunque no puedas crear lugares y esas cosas, eres un duende increíble, -pero cuanto nos tomará salir de esta cueva -pregunta Silicel-



- En primer lugar no seas tan lame botas jajajaja, y en segundo aunque no lo parezca esta cueva es lo suficientemente tan grande como para que tardemos un día así que mañana en la tarde estaremos fuera -le explica el duende a Silicel. -oh y si tienes hambre me dices -agrega el duende-



-No crees que lo de lame botas estaba demás? Y esta bien te avisare si me da hambre, por lo pronto ahora solo quiero dormir un poco, si no te molesta - le dice Silicel al duende-



-No me molesta duerme un poco será un viaje largo y necesitamos recuperar fuerzas, yo también dormiré un poco -le responde el duende a Silicel.



Ambos duermen, pues como dijo el duende necesitaban recuperar fuerzas, Silicel a pesar de estar soñando escuchaba las palabras del duende en sus sueños, estas palabras eran los nombres de los lugares por los que pasarían en su viaje, Silicel a pesar de dormir poco se despierta por las palabras de su sueño, el joven mueve un poco al duende y con esta acción despertándolo, todo estaba muy oscuro, -caray parece que ya cayó la noche -dice el duende-



- ¿Qué cómo sabes que es de noche -pregunta Silicel al duende-



-No lo notas? Los murciélagos de la cueva ya salieron, ellos solo salen a comer por las noches-



-Yo no logro ver nada, esto está muy oscuro-



El duende de su bolso saca una antorcha -sostén esto- acto seguido el duende enciende la antorcha.


-Ahora puedo verlo, es cierto no hay murciélagos, pero eso no importa ahora, quería preguntarte duende, algo que no sale de mi mente.



-Si? Y que quieres preguntarme? Por como te veo estas un poco inquieto.



-Te parecerá tonto, pero no he dejado de preguntarme y mi cabeza me lo ha estado recordando, pero ¿Por qué les llaman así a todos los lugares a los que iremos?



-Oh! Eso, bueno verás, el río de la peste es llamado así porque hace mucho tiempo un mago muy poderoso, me atrevería a decir que casi al nivel de un dios, ese mago fue el responsable de que el rio se llame así, puesto que el lanzó un hechizo en cual toda criatura que viviera en el pasara de estar completamente en putrefacción y las aguas tienen una maldición en la cual, si alguna criatura o humano, toma del agua del rio pasará a ser una criatura no deseada, privada de razonamiento, sus acciones pasarán a ser erráticas y sin sentido. Por eso se llama así por su olor a muerte y por lo que pasa ahí.

Crónicas de un DiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora