Parte 7

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 OMAR CAMPUSANO

Elena comenzó a investigar por su cuenta el nexo que estos asesinatos tenían, entonces logró notar en las fotos tomadas por los peritos de criminalística que en todas las escenas del crimen yacía la inicial del nombre de la víctima, pero no lograba entender el significado que esto tenía. Le tomó unos días repensar los buenos momentos que pasó junto a sus excompañeros fallecidos, las ensangrentadas iniciales y tratar de entender qué los unía, hasta que una noche, un terrorífico recuerdo escolar recorrió su mente porque por primera vez tuvo conciencia de que no todo en su etapa escolar estuvo bien.

Omar Campusano fue más fácil de hallar de lo esperado. A diferencia de los demás, no tenía un presente brillante ni un futuro prometedor, ya que vivía infinitamente endeudado por apostar en todo tipo de juegos que puedas imaginar. De hecho, Sol recordaba haberlo visto entrar algunas veces al minimarket para comprar alcohol y muchos cigarrillos, pero no lo reconoció hasta ese momento, pues luego de revisar el perfil de Daniela, se topó con una foto grupal que parecía ser un reencuentro escolar. Entre ellos, yacían Omar y Elena, los últimos en su lista de venganza.

Un domingo, Sol esperó toda la noche a que Omar saliera de la casa de apuestas, pero no le hizo gracia notar que estaba ebrio porque quería verlo a los ojos y sentir su miedo. Le aborreció que fuera tan fácil desmayarlo de un golpe en la cabeza mientras él abría con dificultad la puerta de su casa que quedaba en medio de un callejón. Sol lo arrastró hacia la cocina, le quitó los pantalones y lo ató a una silla con todas sus fuerzas.

Una hora después, Omar despertó con una mordaza en la boca, más lúcido, pero con un dolor insoportable en la cabeza. Sol estaba sentada frente a él, mirándolo fijamente con un arma que giraba una y otra vez por sus dedos. Omar hizo un ademán de confusión y desesperación. Ella no se inmutaba porque solo podía pensar en una cosa: La vez en que Omar, bajo amenazas, obligó a otros niños más pequeños a que la tocaran indebidamente en el baño de chicas. Cuando Omar les dio la orden de parar, se fue con una frase que no olvidaría nunca.

Omar: "Ni siquiera se me hace posible imaginarte desnuda, gorda insignificante. No soportaría ese trauma, y menos estos inútiles, niña nadie, niña Jane Doe"

Inmediatamente volvió a la realidad y disparó hacia el miembro de Omar. El gatillo tenía silenciador, así que si alguien podía oír algo, serían los ahogados jadeos de dolor que esbozaba Omar. Sol apuntó a su cabeza y él abrió mucho los ojos.

Sol: Qué desagradable volver a verte. Para que me recuerdes en tu otra vida, me despido como Jane Doe. Ahora sabemos finalmente que el insignificante terminaste siendo tú.

Omar empezó a agitarse tanto que su pecho por fin se desinfló cuando Sol apretó el gatillo por segunda vez. Sonrió mientras untaba la punta de su arma en la sangre y dibujaba la letra "O" en la pared. 

JANEDOEEWhere stories live. Discover now