Parte 8

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ELENA MARTÍNEZ

Al día siguiente, Elena yacía muy angustiada en su oficina del noticiero matinal donde trabajaba. Durante una semana, llevó consigo las fotografías de los crímenes tratando de convencerse de que su hipótesis era la correcta. Lo estaba repasando nuevamente hasta que un asistente entró a su oficina con aires de victoria para ofrecerle la última fotografía que los peritos pudieron tomar de Omar.

Le provocó escalofríos cuando recordó que a mitad del sexto año de primaria, se dirigía al baño y divisó con extrañez a una fila de menores que bajaba las escaleras con Omar a la cabeza. Ellos eran amigos, así que la saludó, pero lo raro para ella era que el baño de varones quedaba en el primer piso. Cuando ingresó al baño, divisó en un rincón a una niña gordita de rostro blanco y afectada por el acné que lucía muy triste y asustada. Se le acercó para preguntarle qué le pasaba y esta con el rostro cubierto le dijo "No me toques, Omar".

A partir de ese momento, Elena hablaba con ella a escondidas porque le daba miedo que sus amigos dejaran de serlo si se enteraban. Así pasaron dos meses y Sol, a pesar de los abusos que recibía, terminó confiando en ella y le confesó inocentemente que un chico de otro salón le parecía lindo. Elena asintió después de notar a ese chico gracias a Sol. Semanas después de eso, Sol esperó hasta el último segundo del recreo en el mismo escondite para conversar con su única amiga, pero Elena nunca llegó. Mientras iba camino al salón, pudo ver que Elena se despedía con un beso del chico que a Sol le gustaba. Elena vio a lo lejos que Sol yacía parada estupefacta, entonces lo besó nuevamente se dio media vuelta y se fue. Sol nunca entendió la verdadera razón del odio de sus compañeros hacia ella, pero especialmente su historia con Elena terminó de romper su esperanza y la llenó por completo de rencor.

Con la foto de Omar, Elena estaba por confirmar su hipótesis. Colocó las seis fotos sobre su escritorio y trató de armar una palabra.

Elena: Jen... ¿Dea? No...

Su mente iba a mil por hora mientras repasaba las fotos y las muchas palabras que podría armar, pero sus ojos esta vez se posaron en Daniela, su amistad más tóxica. Recordó los cortos segundos en que vio la resaltante piel blanca que una persona gorda y encapuchada enseñaba mínimamente, mientras doblaba la esquina que rodeaba el local de Daniela. Una sola palabra reparó en su cabeza, pues cada vez que Sol era atormentada en conjunto, los victimarios se referían a ella como Jane Doe porque según ellos, no merecía la pena reconocer su nombre. Sol era una "nadie" para ellos.

Elena entendió que estaba corriendo un grave peligro porque ella sería la siguiente, ya que nunca se comportó realmente como una verdadera amiga. Sin darle explicación alguna a su jefe, cogió su cartera y salió corriendo hacia la comisaría. Trató de explicar con claridad la hipótesis que tenía y advertir que corría peligro, pero los encargados del caso la miraban incrédulos. Le dijeron que vaya a descansar porque lucía enferma y probablemente estaba alucinando por trasnochar muchos días. Elena les advirtió que estaban cometiendo un grave error, pero aún así les dejó los datos que recordó de Sol Palomino.

Tras el rechazo policial, Elena regresó a su casa sin saber qué hacer. Tomó su anuario de primaria, se sentó en su escritorio y comenzó a repasar las fotos con nostalgia. Es entonces cuando se le ocurrió llamar al padre de Ernesto para contarle lo que había descubierto, y así fue. De pronto, a mitad de la llamada, sintió que un enrollado de algodón se adhirió a su cuello. El brusco movimiento la obligó a mirar hacia arriba, hacia Sol, la chica de piel blanca marcada por cicatrices de acné quien tenía los ojos completamente apagados como si actuase por simple instinto. Elena trataba de decirle que lo sentía mucho, que la perdonara.

Una lágrima cayó sobre el rostro ya inmóvil de Elena y un cuchillo perforó su pecho. Esta vez Sol no solo dejó su marca personal, sino que como señal de que su venganza había terminado, clavó el corazón de Elena en la pared con el arma blanca.

Sol se quedó allí porque ya nada más a partir de ese momento le importaba. Como era de esperarse, el papá de Ernesto movilizó a la policía con sobornos, entraron al cuarto barato que alquilaba Sol y pudieron recolectar algunas de las armas que usó, el anuario manchado con sangre de sus víctimas, sus huellas dactilares y algunas prendas ensangrentadas.

La policía fue a casa de Elena para asegurarse de que estuviera bien, pero ingrata fue la sorpresa cuando Sol les abrió la puerta con una media sonrisa. 

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⏰ Last updated: Feb 07, 2022 ⏰

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JANEDOEEWhere stories live. Discover now