Parte 5

4 1 0
                                    

Llevo varios días aquí encerrada. Sólo salgo para ir al baño y entran a traerme algo de comida y agua. Estoy bastante aburrida, no hablo con nadie y no tengo nada que hacer. Ya me he leído y releído los libros de la pequeña estantería y no se me ocurre qué más hacer. Mi única compañía es Hannah, que entra una vez al día a limpiarme las heridas de las piernas y se queda un poco más para hablar conmigo y que no me sienta tan sola. Estoy muy agradecida con ella por cómo se está portando conmigo, si no fuera por ella, ya me hubiera vuelto loca.

Hoy hace un día estupendo, desde la cristalera de mi habitación se puede ver un paisaje precioso. Un pequeño lago rodeado por verde césped y unos cuantos pinos alrededor. Me imagino que estoy ahí tumbada, haciendo un picnic con Mason mientras nos reímos de cómo se come la zanahoria haciendo el tonto. Espero poder salir de aquí pronto y revivir esos momentos enseguida. 

Hannah me ha dicho que las heridas se están curando muy rápidamente y que en unos días estaré como nueva. Ya no me cuesta caminar y sé que voy a salir de aquí más fuerte de lo que entré. 

Siempre he sido una chica valiente y aventurera, aunque me cuesta bastante salir de mi zona de confort. No me da miedo enfrentarme a situaciones difíciles, pues toda mi vida ha estado llena de ellas. Me ha tocado madurar antes de tiempo y hacerme cargo de cosas que no tendrían que haber sido así a mi edad. Desde que mamá nos abandonó, me he encargado de las tareas de casa, de estar pendiente del horario de trabajo de mi padre y de que no se nos pasara una cita médica ni un pago mensual. Por eso me fastidia cuando escucho a Matt y Ryan decir que seré un lastre para ellos, o cuando Daniel me cuestionaba mi personalidad sin conocerme de nada. Ellos no saben lo fuerte que puedo ser.

*TOC,TOC,TOC*

-Soy Daniel.

Corro a abrir la puerta, ¡compañía! Llevo todos estos días sin verle, no sabía lo que le había pasado, ni siquiera si estaba bien.

-Estás vivo - digo justo cuando entra. Tiene el pómulo morado y los nudillos rojos, pero no le pregunto nada. 

Trae una bandeja de comida en las manos y la deja en el escritorio.

-Vaya... hace tiempo que no entro a esta habitación.

-Era de Mason, ¿verdad?

Daniel me mira y arquea una ceja. Es su mirada veo tristeza, pero no entiendo el por qué, Mason está bien en casa. 

No me contesta.

-¿Estás bien?

-Si..., es sólo que no me gusta este sitio.

-Pero tu formabas parte de esta banda, ¿Qué ocurrió?

-No me gusta hablar de ello Alia... digo, Tamara - sus ojos se llenan de lágrimas y se sienta en el borde de la cama.

Se produce un silencio algo tenso entre los dos y decido sentarme a su lado. Su pelo negro cae sobre su frente algo sudada. Está agobiado por algo, pero no le pregunto porque sé que no me va a responder. En lugar de eso me quedo mirándole. Su nariz recta está en perfecta armonía con el resto de su cara, y eso lo hace aún más atractivo. No le conozco mucho, pero por lo que he podido conocer de él, es un chico serio y misterioso. No se abre fácilmente con las personas, aunque conmigo creo que fue diferente.

-Alia, tengo que irme ya - dice y se levanta de la cama.

-Oye, Daniel... - empiezo a decir y él me mira - Sé que no hemos empezado con buen pie, pero eres la única persona aquí de la que me fío y quiero que nuestra amistad sea buena, quiero decir... - No sé qué estoy diciendo, estoy muy agobiada y no sé cuánto tiempo más voy a estar aquí.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Feb 08, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Nueve balas, un corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora