Los muebles deberían siempre de estar resplandecientes para sus queridos párvulitos. Era un maestro cuando de el arte de sacudir un plumero se decía, todo siempre limpio, todo siempre ordenado; ni un solo pelo sobre el piso, ni un libro fuera del estante, ni un solo lápiz sin punta, además de las aromáticas velas de vainilla que a su vez alumbraban un poco más aquella cálida aula.
Mientras que con su pañuelo limpiaba algunas sillas, el canto del reloj cucú sobre su pared le informaba que sus niños estaban a nada de llegar.Entonces, el rechinido de la vieja puerta de madera al ser abierta se escuchó. Uno, dos, cuatro,ocho...¡Dieciocho! Eran dieciocho pequeños que pronto entraban a la pintoresca aula del maestro Yang. Era un frío día de invierno, el cielo estaba gris y el viento del norte quemaba las mejillas, pero aún así los niños no faltaban nunca.
—Waaaa— dijo Jeongin mientras fingía entumirse—hace bastante frío ahí afuera ¿No lo creen niños?
—¡SI ES CIETO MAETO YANG!— El pequeño Sungchan, el cuál aún se le dificultaba pronunciar las palabras, exclamó.
—Mi mami me puso mucha ropa fea maestro— Por otro lado, Seohyuk forzejeaba con su bufanda tejida y su abrigo de lana café tratando de sacarcelos de encima.
Era un grupo pequeño de niños pequeños, en una pequeña escuela de un pequeño pueblo en lo alto de una gran montaña al noroeste de un poderoso reino. Esos pequeños que eran la alegría entera de un joven maestro de 20 años.
Eran niños de entre 4-6 años quienes Jeongin enseñaba a leer, escribir, sumar, restar y a convivir entre ellos todos los días. Para él, cada uno de esos pequeños era un mundo diferente.
—¡Maestro!— gritó la pequeña Hana —¿Que haremos hoy?
—Bueno...—se dirijo hacía un pequeño librero que había en el aula y tomó el primer libro que encontró —¿Han escuchado la historia de Narciso?
Los niños se vieron unos a otros esperando a que alguien respondiera la pregunta del profesor, sin embargo nadie lo hacía así que todas aquellas miradas espectantes terminaron en Choi Hoshik, el chico más inteligente del salón.
—Amm....— Pero ni siquiera el sabía la respuesta, así que dijo lo primero que se le ocurrió —¡Mi abuelita tiene de esos en su jardín!—
—Tienes razón Hoshik— río levemente— los narcisos también son flores...-
Justo ahí fue que su voz se vió interrumpida ante un "Woooaaa" de parte de los niños.
—¡Choi es muy inteligente! ¡El sabe todas las palabras difíciles!—dijo Seongjin quien era su compañero de banca.
—Pero no es el Narciso al que yo me refería- Jeongin les sonrió mientras tomaba asiento para comenzar a leer—Esta es un historia que e leído muchas veces a lo largo de mi vida, el mito del jovén Narciso...
"Narciso era un joven con una apariencia bella, hermosa y llamativa. Todas las mujeres quedaban enamoradas de él, pero este las rechazaba.
Entre las jóvenes heridas por su amor estaba la ninfa Eco, quien había disgustado a Hera y por ello esta la había condenado a repetir las últimas palabras de aquello que se le dijera. Por tanto, era incapaz de hablar a Narciso de su amor, pero un día, cuando él estaba caminando por el bosque, ella lo siguió.Cuando él preguntó -¿Hay alguien aquí?- Eco respondió: -Aquí, aquí-
Incapaz de verla oculta entre los árboles, Narciso le gritó: -¡VEN!-
Después de responder, Eco salió de entre los árboles con los brazos abiertos. Narciso cruelmente se negó a aceptar su amor, por lo que la ninfa, desolada, se ocultó en una cueva y allí se consumió hasta que solo quedó su voz.
Para castigar a Narciso por su engreimiento, Némesis hizo que se enamorara de su propia imagen reflejada en un estanque. En una contemplación absorta, incapaz de separarse de su imagen, acabó arrojándose a las aguas. En el sitio donde su cuerpo había caído, creció una hermosa flor, que hizo honor al nombre y la memoria de Narciso."
Los ojos de Jeongin ahora eran de cristal, un cristal que podría romperse en cualquier instante ¿Porque era tan patético que casi llora con esa estúpida historia sin sentido de nuevo? No lo sabía y no pensaba averiguarlo.
-Maestro- habló la linda Yeji —¿Usted conoció a Narciso?
La pregunta logró sacarlo de sus pensamientos, además de descontarlo por lo aleatoria que era.
—¿Por qué lo preguntas Yeji?
—Porque esta llorando maestro
¿Quién eres tú, Narciso? No era posible que después de todos esos años siguiera comportándose de esa patética manera, y ahora frente a los niños.
Claro que Jeongin conoció a Narciso. Narciso, aquel gallardo jovén de dorado cabello y pomposos labios. Narciso, el chico que hizo a su inexperto corazón latir como loco en aquel tiempo hermoso. Narciso, ese a quien entrego todo de si. Narciso, su Narciso.
Pasarían los años pero su corazón lo seguiría por la eternidad. Si el dicho dice que no elegimos de quien nos enamoramos pero si decidimos a quién amar, entonces su corazón decidió sin avisarle.Pero es no lo podía contar a los niños así que solo pudo decir: —Creo que se me metió una basura a los ojos
ℊ𝓇𝒶𝒸𝒾𝒶𝓈 𝓅ℴ𝓇 𝓁ℯℯ𝓇 ♡'・ᴗ・'♡
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Narciso// Hyunin
FanfictionDe entre todas las personas del país, la belleza del jovén Hwang Hyunjin era inigualable, tanto que ni la más pura de todas las doncellas podía comprarse en hermosura con siquiera uno de sus dorados cabellos. Lamentablemente el jovén Yang Jeongin ha...