Capítulo 2: El encuentro

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Me desperté en una habitación blanca, me sentía desorientada. Miré a mi alrededor y dirigí la mirada hacia la chica que me miraba sin expresión alguna.

-¿Estás bien?

-Bueno, un poco aturdida. ¿Dónde estoy? ¿Por qué estoy aquí?

-Dafne, estás en el hospital. Tuviste un accidente de coche con tu madre y cuando la ambulancia llegó ya vieron que estabas inconsciente y te llevaron de urgencia al hospital, y esto nos lleva hasta ahora.

-¿¡Y MI MADRE!? ¿¡CÓMO ESTÁ MI MADRE!? -grité sollozando a más no poder-.

-Emm...

-Dímelo, por favor. Necesito saber si está bien... -dije casi sin fuerzas-.

-Dafne... Lo siento... Tu madre... Murió...

Esas palabras me impactaron totalmente, me quedé petrificada. Quería salir de allí sin rumbo alguno, y eso fue lo que hice. Me quería escapar, fui corriendo con todas mis fuerzas y la enfermera intentaba detenerme pero no pudo atraparme. Estaba llorando como nunca antes hice, esta derrotada.

¿Cómo que ha muerto? No puede ser. -dije girando la cabeza de un lado a otro desechando la idea de que muriese mi madre. Mi madre... La mujer que me dio la vida. No pudo haber muerto.

Bien, ahora si que no tenía a nadie. No tengo ni casa, ni siquiera puedo mantenerme por mi misma. ¿Y ahora qué hago? Esa pregunta siempre rondaba por mi cabeza. Decidí por irme a un lugar en el que no me reconociera nadie y estar por ahí un tiempo.

*     *     *

Me paré en una calle muy pobre y descuidada. Me senté en el suelo con la cabeza gacha entre mis rodillas, pensando en lo que podía hacer.

De pronto, se me aparece la sombra de un hombre alto. Creí que era un vagabundo.

-Niña, ¿cuanto dinero quieres? -dice mientras baja la vista hacia abajo aún mirándome a mi.

Salgo corriendo a toda prisa para alejarme de ese “señor". Esto es una mierda. No tengo nada claro, no tengo a nadie. Me dirijo hacia a un precipicio que está a un kilómetro. Quiero morir, por fin descansar sin preocupaciones. Había llegado y estaba preparada para tirarme pero de pronto una voz interrumpe el suceso.

-Oye, nena. ¿Estás bien?- pregunta un chico que aparenta tener 18 años. Apenas se podía ver su rostro, pero solo se podía distinguir una figura muy alta.

-¿A ti que te parece? ¿Ves a una chica a punto de suicidarse y eso es lo que preguntas? Bueno, pues no. Mi madre ha muerto, no tengo a nadie, no tengo a donde ir, no tengo nada. Solo puedo tirarme y poder ser feliz de una vez.

-¡Espera no te tires! Ven a mi casa, yo puedo darte un alojamiento.- Mientras dice eso me coge en brazos y me coloca dentro del coche en el asiento de atrás-.

-¿Adónde vamos?- pregunté bostezando-.

- Iremos a un barrio normalito. Lleno de vegetación. Ya verás.

Y caí dormida.

El desconocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora