Fuimos a un centro comercial enorme. Estaba todo repleto de tiendas de ropa, de zapatos, restaurantes...
-¿A cuál quieres ir? -preguntó Dash.
-Ese parece estar bien. -dije señalando a una tienda llamada Princess With Style.
-Venga, vamos. -dijo él ofreciendo su mano a la que yo tomé.
Entramos a la tienda y había camisetas de todo tipo, vaqueros, leggings... Pero lo que más me llamó la atención era que había muchísimos vestidos. Todos preciosos.
Cojí lo básico: camisetas, pantalones cortos, calcetines, ropa interior, pantalones largos, pijamas...-Me gusta este vestido, es muy bonito. Creo que te va a quedar muy bien. -dijo él. Y lo era, un vestido no muy holgado de color rojo oscuro que dejaba la espalda descubierta y con unos cuantos volantes.
-Es precioso. -respondí fascinada.
-Pruébatelo, estoy deseando verte con él.
Y como es de esperar, me sonrojé como un tomate. Fui disparada al probador. Miré la etiqueta con el precio del vestido. Y estaba con la cara en blanco. Costaba nada menos que 2000€. Esto era demasiado, no podía aceptarlo.
Salí corriendo hacia Dash quien se encontraba justo en la entrada del probador.
-Dash, esto es muy caro. No puedo dejar que pagues tanto.
-No te preocupes. No me importa. Nada cuesta tanto como tu sonrisa y tu felicidad. Así que ve y pruébatelo.
Yo reí nerviosa. Me puse mucho más roja que el vestido que tenía entre mis manos. Al final, tuve que ir a probármelo.
Cuando ya lo tenía puesto, me vi en el espejo y me quedaba fabuloso. Estaba muy feliz y dando saltitos de alegría. Salí y la mirada de Dash se posó sobre mi. Me observaba de arriba a abajo.
-Estás estupenda. -dijo con la boca abierta.
Dios, estaba tan nerviosa.
-Gracias. -murmuré.
* * *
Ya estaba pagando. La cajera le echaba de vez en cuando, y para mi suerte, Dash no la miraba en absoluto. Y bueno, a mi, la chica me miraba con asco por estar al lado de ese monumento.
-Bueno, pues ya está. -dijo él cogiendo las bolsas.
-Gracias, en serio. Muchas gracias. ¿Cómo te lo puedo agradecer? -dije abrazándole.
-No hay de que. Habría una cosa, pero es la menos apropiada. -respondió con una sonrisa maliciosa- Así que, no tienes que agradecerme nada.
* * *
Todo el viaje era silencio. Nada más. Seguía emocionadísima por mi nueva ropa. Tenía que agradecérselo de algún modo. ¿Pero cómo? Ya pensaría en algo mañana, solo quería dormir.
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El desconocido
RomanceDafne, una adolescente de 15 años, tiene una tragedia con su madre con el coche. Se despierta en un hospital y se escapa, pero no tiene adonde ir. Se dirige hacia un precipicio para tirarse. Un chico desconocido la encuentra y la interrumpe. Y se la...