Capítulo dos

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❝Lumine, la viajera❞

La primera semana que estuvieron juntos, lo odio completamente ¡No podía creer que alguien como él fuera el Príncipe del Abismo!

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La primera semana que estuvieron juntos, lo odio completamente ¡No podía creer que alguien como él fuera el Príncipe del Abismo!

Era tan infantil ¡Ni siquiera había tenido la cortesía de decirle su nombre! Y cuándo preguntó, el rubio solo le respondió que podía ponerle un apodo o llamarlo príncipe y ya, pero definitivamente no haría ninguna de las dos cosas.

El Yaksha solo estaba ahí siguiéndolo todo el tiempo con una libreta en mano, iba a anotar cada una de las cosas que dijera exactamente como las hablara, no perdería ni un exquisito detalle del tema, todo quedaría en esa pequeña libreta que pidió en la posada.

Este hombre no era nada cauteloso, hablaba de cosas con una manera muy digna del romanticismo de hablar sobre la vida, pero su forma poética de ser no le iba a engañar para nada, no se dejaría engañar por este cruel y vil varón.

El también lo siguió, haciendo una que otra pregunta y Xiao respondiendo con cautela, siempre manteniendo la distancia de este, asegurándose de no dar más información de la necesaria.

No debería saber cosas hasta más básicas, por ejemplo, cada vez que estaban juntos el iba moviéndose por todo Liyue, así el otro no asumiría que pasaba más tiempo en algún lugar que otro.

Lo miraba con odio, tratando de manipular sus preguntas para obtener mucha más información de este, pero parecia estar a un paso de él, siempre dándose cuenta de sus juegos de palabras.

No importaba cuanto tratara de ser amigable, conversar y hacer que el otro tuviera la guardia baja, El Príncipe siempre se daría cuenta de sus intenciones y lo destacaría para que supiera que no estaba haciendo bien su trabajo.

El rubio analizó su forma hablar, las expresiones corporales, pocas, pero que tenía, el rubio parecía ver a través de el demasiado fácil y eso no le gustó, definitivamente le provocó rabia.

Ahora, meditando después de tener tranquilidad luego de una semana ajetreada, disfruto de la paz, estaba encima de una de las montañas de Minlin mientras meditaba sobre sus decisiones.

No le ha contado a Morax sobre lo que ha hecho, aunque Zhongli dijo que ya no tenia porque hacer un trabajo tan arduo, sentía que aún tenia el deber de avisar y reportarse, creía que esto era algo que debería reportar, pero no lo haría.

Mientras meditaba, la voz del Príncipe le atacó de una manera estruendosa, el recuerdo del primer día que pasaron juntos llegó de una manera invisible a él, y lo recordó como si fuera ayer.

Estaba en el desfiladero Jueyun, sentado meditando como lo haría siempre. No sabía a que hora llegaría el otro o si aparecería en realidad, ya era medio día y no había tenido ninguna señal de vida del otro.

Pero de repente un llamado lo altera, escucha al otro desde lejos caminar hacia a él con sus botas y pisada fina, camina como si fuera el dueño del lugar mientras sacude la mano.

Divino | Aexiao Donde viven las historias. Descúbrelo ahora