Capítulo uno

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❝Él General Bosacius❞

Hace mucho tiempo que el Yaksha no visitaba la montaña Aozang

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Hace mucho tiempo que el Yaksha no visitaba la montaña Aozang.

El hombre estaba sentado en la cima, mirando la nada con lanza en mano que descansaba en sus dedos con pesar como si quisiera dejarla caer, pero sin hacerlo.

La dirección en la que su cabeza parecía mirar el vacío debajo de él demostraba como por unos momentos, se dejó estar en las nubes, quizás pensando en lo que alguna vez había sido ese lugar.

Recordando nostálgico a aquellos que consideró sus amigos en la guerra que se liberó en todo Liyue hace quinientos años atrás ¿Cómo él podría haber imaginado lo que ocurriría luego de eso? Jamás lo habría podido anticipar.

Y en sus pensamientos un nombre llegó a su cabeza junto a sentimientos revueltos, como un suspiro de viento, Bosacius.

Un antiguo compañero, alguien con quién peleó codo a codo y llegó a considerar cercano, uno de los cinco Yakshas y uno de los adeptus más nobles que pudo haber conocido jamás. 

Pese a la grandeza del título y del honor que significaba ser parte de los cinco Yakshas de Rex lapis, la mayoría de ellos estaban muertos.

Dos de sus compañeros se habían asesinado mutuamente, otra había caído en la locura, mientras que él, había sobrevivido.

No sabe porque la palabra sobrevivir sabe agria en su boca al pensarlo, quizás porque hubiera preferido sobrevivir por su valentía, por su fuerza, hubiera preferido sobrevivir con sus amigos, pero no.

Fue por su deuda kármica, la cual lo mantenía vivo hasta el día de hoy como una tortura eterna, con un cuerpo cada vez más cansado y degradado. 

Un pensamiento extraño apareció a su mente, cuando la pregunta de que le había ocurrido a ese compañero ¿Que había sido de Bosacius?

Si analizaba la situación, él también sobrevivió por su deuda kármica o quizás, debió haber sido consumido en algún punto y recordarlo le trae un nuevo sentimiento de desesperación en su pecho.

La forma en la que recuerda buscarlo de manera interminable, y con el corazón en la garganta, pedirle la ayuda a los demás por semanas.

Hasta que, ni siquiera la preservadora de nubes lo pudo encontrar, hasta que ni siquiera Morax pudo sentir su presencia en Liyue, se rindió, aunque de manera ignorante e inocente como siempre había sido en lo más profundo quiso pensar en que quizás, solo quizás él podría estar vivo aún.

Y que gual que en los viejos tiempos, podrían pelear y proteger Liyue como antes, como amigos, y a veces, cuando peleaba en las noches esperaba su llegada, no era tan importante saber que le ocurrió, no le sorprendería si estaba muerto, solo quería saber qué le sucedió, dónde estaba.

Tener la certeza de que murió y no que está en cualquier lugar de Tevyat. Y una de las cosas que más lo hizo sufrir en su duelo, fue saber que no tenía una tumba a la que llorar, un lugar dónde ir a rezar, prender un incienso tradicional para poder honrar a un hombre tan noble, más de una vez, a lo largo de los años emprendió un camino solo para buscar.

Divino | Aexiao Donde viven las historias. Descúbrelo ahora