El principe triste [Seroroki]

O5

La puerta abierta, su rostro desesperado, asustado, dando pasos rapidos mientras toma algunas cosas y anuncia lo más rápido de que se vayan de allí, ella se quedaría ahí, ellos correrían. A los ojos de los chicos todo pasaba tan jodidamente rápido ¿Que estaba pasando y porque de pronto estaban corriendo en el bosque otra vez? ¡la desgracia los perseguía! aquella mujer con cabello carbón, tan amable, algo como su angel de la guardia, su salvadora. Ahora incluso pusieron a esa mujer en peligro, por sus caprichos.

Corriendo, corriendo, como un mal chiste, sus piernas estaban cansadas, en que momento podrían irse por fin, en que momento podrían cumplir la promesa, ya se quedaban sin aliento, sin nadie a quien acudir ¿Como esto podía ser una buena situación?

Sabían que estaban rodeados, el único bolso, el que Midnight tenía para ellos parecía resonar en cada paso que daban, ese cristal sonando como si estuvieran brindando su sentencia de muerte, sin embargo esos frascos eran su unica esperanza. Las pociones, realmente estaban perdiendo la cabeza, en sus cabezas solo en silencio, desesperante, acabados.

Escondidos, ellos saben que estan a salvó, ellos solo necesitan un poco más de tiempo, un poco más, un respiro, tal vez no debieron detenerse en primer lugar, todo lo que hicieron es posible de juzgar, escapar en primer lugar, tal vez, pudieron esperar un poco más de tiempo, un poco más. —¿Sero..? ¿Que vamos a hacer ahora? — Habló el bicolor, en su rostro la agonía y terror. Hanta no era un caballero de armadura ¿Entonces por que pensó que esto sería buena grandiosa idea? —Vamos a ver que nos dio Midnight ¿Bien? Así sabremos cual sería nuestro siguiente paso. —

Abrieron ese bolso, pociones de curación, fuego, hielo, aturdimiento, sombra y.. Cambian forma, bien, algo de esto podía funcionar. —Tú conoces a los guardias de la gran muralla, debes saber que puede distraerlos ¿No es así? — Shoto asintió ¿En que estaba pensando Hanta? El muchacho hizo un sonido con sus labios, sonriendo. —Y.. Bien ¿Que los distrae? — Lo observo con esos grandes brillantes ojos.

Entonces comenzó a relatar, recuerda a ver visto a esos hombre molestando s algunas mujeres del pueblo, como si estuvieran en celo, desesperados por atención, más de la que obtenían con frecuencia, ellos solo querían un hueco para joder. Literalmente. —Tenemos aturdimiento y mmh cambia formas ¿Verdad? Esté es el mejor plan que se me ocurre— Sero empezó a relatar.

Intentaran cambiar sus formas, disfrazadas de unas doncellas, imaginando algo que podría una dama decir en apuros, si algo salía mal, usarían el aturdimiento y mientras estan aturdidos los congelaran, para que no puedan escapar. Perfecto, era el plan perfecto.

¿Lo era, verdad?