"Cierto que casi siempre se encuentra algo, si se mira, pero no siempre es lo que uno busca"
J.R.R. TOLKIEN. El HobbitLa noche iba cayendo en el patio del complejo donde residía Nolan, invadiéndola con sombras amorfas de los árboles y arbustos, además de una suave brisa que agitaba las ramas del magnolio estrellado a sus espaldas.
Toda esa aura de quietud contrastaba con la impaciencia del actor, la cual iba incrementándose otro poco.
Nolan, estrujando descuidadamente con una mano los pétalos caídos en la pulida mesa de madera, verificaba la hora cada treinta segundos en la pantalla de su móvil. Aquella actitud inquieta se producía siempre que tenía una reunión prevista con Miyake, no importaban los años e incontables juntas que se dieran entre ambos.
El humor y sosiego con el que Nolan llevaba muchos aspectos de su vida, no aplicaba ni surtía efecto en lo referente a su investigación. Y ahora que el detective aplazase su cita unos días más, ni el trabajo pendiente o extra realizado en ese lapso lo habían logrado despejar de su incertidumbre.
¿Loren Allen era o no era a la que buscaba? ¿Lo acercaría o no otro paso más en su larga búsqueda? ¿Qué le estaba tomando tanto tiempo al eficiente Miyake?
Sus dudas y pensamientos negativos lo estaban carcomiendo con más ímpetu en esos minutos de espera.
―Ya estoy aquí, señor Yang ―La voz del detective se hizo notar.
Por el susto, Nolan pegó un imperceptible saltito en su lugar, pero se recuperó rápidamente para iniciar a desplegar las nuevas noticias.
―Y bien ¿es ella? ―interrogó sin pérdida de tiempo.
Parsimoniosamente, Miyake sacó su portafolio del morral encuerado que le cruzaba el pecho, pues como siempre asistió de encubierto en calidad de amigo o familiar del actor.
―No es la que buscamos ―contestó tajante cuando Nolan lo apuró con la mirada.
― ¿No es? ―reformuló el joven sin creerse del todo los resultados. Aquella noche había estado casi seguro que podría haber sido ella, o al menos lo presintió debido al reaparecer de su pesadilla.
Miyake negó igualmente abatido. Ya había perdido la cuenta del sinfín de expedientes femeninos descartados. Abrió la carpeta con la intención de explicarle desde un principio sobre la identidad de la joven, y el porqué de la incongruencia. Pero Nolan lo atajo. Le pidió que fuera al grano, que no le interesaban datos superfluos, porque después de todo era probable que nunca más la viera, igual que al resto de señoritas.
―En principio pensé que podría ser ―Inició Miyake cuando le dijo que Loren había nacido en Japón y que a la edad de seis años dejó el país para venir a vivir a Norteamérica.
―Que te hizo pensar lo opuesto ―cuestiono, tratando de hallar la mentira en este camino que evidenciaba hasta cierto punto concordancia con su pista de años.
―Ella no fue enviada a California como se nos dijo sobre el paradero de la hija del hombre que mató a sus padres ―afirmo, y antes que Nolan pudiera preguntar, se adelantó para continuar explicándose―. Fue a Georgia, Atlanta, de donde no se movió sino hasta que ingreso a la universidad de California en Los Ángeles.
Rehusado a creer verdades, Nolan rebatió aquello.
― ¡Pero ese hombre pudo mentir! ―dijo exaltado, refiriéndose al sujeto que les proporcionó aquella única pista sobre la que trabajaban―. Son unos delincuentes, pertenecen a la mafia ―término casi gritando, pero a los segundos quiso abofetearse. Olvidaba que sus padres biológicos también habían sido uno de ellos, un Yakuza.
ESTÁS LEYENDO
Corazón Encadenado [En Pausa]
RomanceLa mentira y el engaño, son dos cosas que pueden destruir todo en un abrir y cerrar de ojos. Pagar por los errores de terceros es doloroso, pero tener que lidiar con la falsedad en la que tu propio progenitor te ha hecho vivir, es aún peor. Y más si...