Semana de descanso (parte 1)

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Pran se encontraba recostado sobre el regazo de su madre en la sala de estar.
Miraba continuamente su teléfono celular esperando que el vecino respondiera su mensaje.

- Pran -habló la señora Dissaya mientras acariciaba el cabello de su hijo- Se está haciendo tarde ¿Aún te reunirás con Wai en el bar?

El joven arquitecto miró nuevamente su teléfono para comprobar si había obtenido una respuesta, pero todavía no.

- Sí, mamá. Pero estoy esperando que P... un amigo me responda para ir juntos.

La señora negó con la cabeza y sonrió al notar que su hijo se puso nervioso con aquella última frase, de modo que quiso burlarse un poco de él.

- Así que... un amigo ¿Verdad?

Las mejillas y las orejas de Pran se tornaron rojizas y se sintió avergonzado por el tono de voz que utilizó su madre. Giró la cabeza y trató de ocultar su rostro.

- Para de molestarme, mamá, solamente es un amigo.

La mujer estaba lista para continuar el ataque contra su hijo porque quería hacer que admitiera que salía con alguien, para después obligarlo a admitir que ese alguien era Pat.

En su corazón sentía que aún no estaba lista para perdonar a su viejo amigo de la secundaria que le había traicionado, pero ya estaba dispuesta a darle una oportunidad a su hijo, todo por la felicidad de Pran.

- Seguramente tu amigo vive muy cerca de aquí, y además...

No pudo terminar su oración, pues escucharon un ruido proveniente del segundo piso. Pran se alarmó y en ese momento llegó un mensaje a su teléfono. Leyó el texto y se levantó del sofá de inmediato.

- Seguramente fue el viento, mamá, iré a cerrar mi ventana -dicho aquello, corrió escaleras arriba, entró a su habitación y cerró con llave por dentro.

- Pat, ¿Qué diablos haces? Y por qué no respondiste mis mensajes -habló en voz baja luego de encender la luz.

El mencionado sonrió ampliamente a modo de disculpa y caminó hasta la cama de Pran para sentarse. El dueño de la habitación lo imitó y cuando estuvieron sentados uno junto al otro, Pat unió sus manos y jugueteó con los dedos de su novio.

- Lo siento, la luz estaba apagada y tropecé al entrar -El ingeniero hizo pucheros y abrazó la cintura del contrario para pegar sus cuerpos- Además tengo malas noticias, bebé. No podré acompañarte al cumpleaños de Marc, tengo que reunirme por videollamada con un cliente y no sé a qué hora terminaré, lo sientooo- dijo alargando la última palabra.

Pran devolvió el abrazo y se sintió un poco decepcionado por los planes que ya tenían, pero también debía ser comprensivo con su novio.

- Está bien, ¿Hay algo en lo que pueda ayudar? ¿Necesitas que me quede?

Pat levantó la vista y se encontró con el rostro que le causaba tantos sentimientos en su interior. Levantó sus manos para tomar las mejillas de su novio y este sonrió ligeramente, dejando ver sus lindos hoyuelos. El ingeniero solo pudo quedarse quieto contemplando al chico.

- Me gustas Pran.

El mencionado no pudo evitar sonrojarse, pero intentó ocultarlo con una sonrisa arrogante.

- ¿Hasta ahora te das cuenta, amigo?

Pat negó con la cabeza y lentamente se acercó a su novio hasta alcanzar los labios ajenos con los suyos.

Lo que al principio fue un pequeño roce, comenzó a tornarse más profundo, y más profundo.

Pran mordió los labios ajenos como de costumbre y Pat sonrió sin dejar de besar al contrario, para luego abrirse paso dentro de la boca ajena con su lengua.

Sus respiraciones se aceleraban con cada movimiento y la necesidad de más se hizo presente. Sus manos recorrían con fuerza el cuerpo ajeno.

Pat se separó ligeramente de Pran solamente para empujarlo sobre la cama y posicionarse sobre él. Continuó besando su boca y posteriormente descendió lamiendo su barbilla y más tarde su cuello.

Aspiró gustosamente el olor familiar que lo volvía completamente loco y abrió el primer botón de la camisa de Pran, para tener más acceso y poder chupar más de aquella dulce piel.

El arquitecto jadeaba debajo del enorme cuerpo, pero se recordó a sí mismo que no podía perder ante Pat. De modo que empleando bastante fuerza, logró empujar al contrario y cambiar las posiciones.

Pero a Pran no le gustaban los juegos. En cuestiones de sexo siempre era más atrevido y en ocasiones lograba asustar a Pat con todas sus exigencias.

Levantó sin delicadeza la camisa de su novio y lamió su duro abdomen, dejando algunas marcas de succiones. Pat no pudo hacer más que gemir en voz baja y llevar sus manos hasta el trasero de Pran donde apretó con fuerza.

Pran ya estaba jodidamente caliente y tener a su novio de esa manera lo encendía todavía más, en especial por la forma en que se tocaban, así que sin pensar mucho llevó su mano hasta la entrepierna de Pat para masajear su dureza por encima de la ropa.

- Mierda... ¡Pran!

El quejido del ingeniero salió más fuerte de lo debido, por lo que el mencionado utilizó su mano libre para cubrir la boca de su novio y continuar tocándolo, aunque se le ocurrió una idea mejor.

Dejó de atenderlo y se separó un poco. Por esa acción, Pat se levantó ligeramente y lo miró suplicante. Pran sonrió y se inclinó para bajar los pantalones ajenos y dejar al descubierto su erección.

Bajo la atenta mirada de su novio, acercó su boca al endurecido miembro y empezó a lamer, mientras desabrochaba sus propios pantalones y metía su mano dentro para masturbarse también.

- ¡Pran, dice Wai que respondas sus mensajes por favor!

Los dos hombres se congelaron en la posición tan comprometedora que estaban, cuando escucharon la voz de la mujer desde la planta baja.

- Mierda Pat. -el muchacho de piel blanca se limpió la comisura de la boca con el dorso de la mano y se puso en pie.- Sólo espero que no haya escuchado nada. Ve a casa, suerte en tu negocio, debo irme.

Habló de prisa, mientras intentaba arreglarse un poco el cabello y la ropa, también debía lidiar con su "problema" por su cuenta, igual que Pat.

- Oye -habló el tipo de ojos feroces- ¿Vas a dejarme así? Deberías compensarme, yo no tuve la oportunidad de probarte -se acercó por detrás a Pran y pegó su erección al trasero ajeno- tampoco me dejaste sentirte.

- Ya me tengo que ir, además mamá está en casa, ni siquiera debimos comenzar -ayudó a su novio a vestirse correctamente de nuevo y lo empujó hasta la ventana de su habitación- Cuando termine la videollamada ve a tu departamento y avísame, iré de inmediato.

Ambos se dieron una mirada de deseo y Pran acercó su boca al oído ajeno para susurrarle.

- Prepárate, amigo, quiero que mañana me duela caminar.

Bad buddy (Historias cortas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora