Prólogo.

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Jiang Cheng solía nadar tranquilo en aquel lago rodeado de lotos, su espalda blanca se reflejaba en aquel lago y burbujas de aire delataban su ubicación después de segundos sumergido completamente. Amaba tanto nadar, era algo tan placentero que jamás imaginó que esa sería la causa de sus futuros traumas.

Sabía que aquellos señores que le habían dado su apellido y una casa no estaban completamente feliz con él, sin embargo no creyó ni en sus pesadillas que sufriría todo aquello.

Desde golpizas y pasar hambre, hasta tener que obligarse a dormir días enteros para no pensar en la oscuridad del cuarto que tanto le aterraba.

Lo único que podía hacer libremente era nadar, era la recompensa que le daban después de portarse bien varios días y no causar problemas. Salió del agua colocándose de pie y jadeó buscando aire para sus pulmones. La sombra de alguien detrás de él le hizo voltear.

Quien era su madre legalmente estaba detrás de él.

"¡Buenos días madre!" su sonrisa fue preciosa, lastima que Madam Yu no lo tomó así. tomando los largos mechones de WanYin lo arrastró por aquel camino de tierra y piedras, WanYin lloró y trató de quitar la mano de su cabello, algunos cuantos cabellos fueron arrancados de su cuero cabelludo, las lágrimas brotaron en abundancia y gritó sin darse cuenta que estaba empeorando las cosas, sin embargo, quería probar suerte y que alguien le rescatara.

Nadie lo hizo.

Más allá de eso, Madam Yu lo aventó contra la mesa de madera y su espalda se colocó de un color rojizo. Apenas estaba iniciando, lo supo cuando el cinturón le golpeó repetidas veces su espalda, aguantó las lágrimas para ese momento. Y simplemente se quedó boca abajo esperando que terminara.

Cuando creyó que era suficiente, sintió como algo se arrastraba sobre su espalda, el pánico le inundó cuando la serpiente verde rodeó su cuello y parte de su dorso. La serpiente no le atacó, solo se quedó ahí.

Madam Yu también, se quedó ahí sentada mirándolo. Tomó la copa de vino y esperó por varios minutos. La puerta se abrió, Fengmian se adentró y no, Wanyin no se ilusionó, sabía que no le ayudaría, y tampoco pensaba rogarle piedad.

Ignoró al niño pero se sentó frente a la señora aventando unos papeles.

Escuchó cada grito y pelea, su cuerpo estaba sangrando y con hematomas, Madam Yu lo acompañó hasta su habitación dónde tomó la varilla con el logo de los Jiang, una de sus acompañantes prendió fuego a una antorcha y calentó la varilla.

WanYin no habló, pero gritó tan doloroso y pidió piedad cuando la varilla se marcó en su espalda baja. No sabe cómo, pero la adrenalina le consumió y empujó a quien era su madre, trató de huir siendo detenido por la serpiente nuevamente. Está vez, la serpiente encajó sus colmillos en su abdomen y cayó de rodillas.

Cómo esa tarde, recibió más golpes y fue dejado en el piso, Madam escupió sobre él y lo encerró en ese lugar sin luz, agua o comida. Mientras el veneno de la serpiente le consumía poco a poco.

No tuvo que obligarse a dormir, solo lo hizo.

Cuando despertó fue por el calor sofocante, habían gritos y exclamaciones, el humo le estaba poniendo mal, la puerta se abrió y Fengmian lo tomó del cabello nuevamente. No pudo gritar, su voz no daba para hacerlo. Antes de poder bajar las escaleras, un abanico surcó el humo. Cortó la mano de Fengmian lo que lo obligó a soltarle.

Cheng solo pudo ver con sus ojitos rojos del veneno expandiéndose en él. El hombre hizo un corte profundo en el pecho del hombre con su espada y tocó su frente.

Jiang Cheng buscó el calor de aquella mano e inevitablemente cerró los ojos sintiendo que todo se empezaba a desvanecer. No supo que pasó al final.

No supo que pasó con los que decían ser sus padres, pero él fue llevado fuera de la mansión en brazos y alguien tarareo una canción mientras aún estaba luchando por su consciencia.

El protector del loto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora