06: FORJANDO UN CAMBIO

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Desde que era una niña, se ha sentido dejada de lado. Pequeñas marcas que la acompañan desde un momento específico han ido incrementándose en su piel y en su memoria, una composición extraña de dolor y desánimo, como un recuerdo fundido en fuego en su reputación. Cuando toda la familia ha sido bendecida por un milagro casi caído del cielo, es imposible pensar en que una de ellos no lo tuviese, como si fuese indigna de ser llamada una Madrigal.

Y Mirabel no ha tenido tiempo siquiera para pensar en esa imposible realidad que le ha tocado vivir siendo víctima de una burla extensa por parte de las demás personas del pueblo que, irónicamente, están en su misma situación, y lo peor de todo fue haber vivido las burlas de quienes son allegados a ella. Escuchar a sus hermanas reírse de sus intentos por ayudar y a sus primos murmurar en sus espaldas sobre ella, tampoco ha sido de gran ayuda o fortuna.

Haberse encontrado con Bruno después de tanto tiempo pareciese como algo sacado de una extraña novela sin sentido. El trauma infantil ha erosionado cada recuerdo que tuvo de él, además de que su familia silenció y prohibió su nombre. Todo apuntaba a lo inevitable: un olvido casi feroz. Pero Mirabel no resguardaba en ella lo que significaría encontrarse con Bruno otra vez, mirarlo a los ojos ya no sería lo mismo después de un tiempo y encontrarse cada noche se volvería un hábito casi terapéutico. Podía pensar en eso sin siquiera haber sabido de la visión.

La visión, tal vez, cambió todo lo que podía haber cambiado. Y el breve y pequeño enfrentamiento la noche después quizá fue la gota que Mirabel necesitaba para seguir sintiéndose inútil. Tanto así, que han pasado dos semanas y no ha vuelto a ir. Ahora mismo, toda la familia la podría ver como un estorbo, ¿de qué servía ella si solo estaba allí para existir? La rizada suspira frente a la ventana, el piso del cuarto moviéndose un poco con el fin de llamar su atención, pero estaba demasiado ocupada pensando para hacerle caso a Casita.

Hasta que la puerta de abre, y la figura detrás no es quien esperaría en su habitación jamás.

—Sé que tienes algo que ver con lo de la puerta—. Camilo no de mete tanto al cuarto, solo lo suficiente para alertar a Mirabel y cerrar la puerta detrás de él. —Debes tener algo que ver, ¿no? Si ustedes dos son iguales...

—No sé de qué hablas.

Camilo se ríe en un tono irónico que a Mirabel se le hace exasperante, molesto y quiere echarlo de la guardería de una vez.

—Claro que lo sabes, no es necesario que mientas, Mirabelita. Encontraste su visión una vez y luego haces que tenga otra, casi así como si pudieses cambiar algo en tu vida... Tan miserable, rogando por algo que no existe por no tener una habilidad especial. Desde pequeña has sido así, inútil e idiota. Me sorprende que la abuela no te haya echado junto con el otro imbécil.

Mirabel traga saliva, aguantándose los nervios para no comenzar una infantil e inútil pelea. Camilo puede ser muy imbécil a veces, pero también muy astuto para culparla de cosas que no ha hecho.

—Vete. Ahora mismo, Camilo—. Él vuelve a emitir la risa nauseabunda una vez más, saliendo del cuarto y azotando la puerta sin emitir palabra alguna. Mirabel suspira con frustración y nuevamente mira hacia la ventana, apenas cae la tarde.

¿Cómo sabe Camilo que ella le pidió a Bruno sobre una nueva visión? Es imposible que él la haya visto, no tiene cómo, simplemente no pudo haberlo hecho... Mirabel camina por el cuarto una, y otra, y otra vez. Piensa en la visión de aquel encuentro amoroso con su tío, en sus palabras de la última vez, en la voz de Alma perforando en su corazón... Debe hacer algo. Se cansa poco a poco de aquellos tratos tan injustos que recibe, si ella jamás les ha hecho nada, nunca ha querido siquiera tocarles un pelo. Siempre quiso ser mejor, seguir sus órdenes, entender sus caprichos y sus palabras. Si ella no era como ellos, al menos trataría de actuar lo más parecido.

Pero eso no bastaba, y era cada vez más humillante. Mirabel lo sabía, sabía que debía darles al menos una lección para que pudiesen entender su dolor y su frustración. Pero no puede hacerlo sola, le costaría demasiado-- y sabe que la única persona, además de ella, que se siente así es... Bruno.

Mira hacia afuera una vez más, se enfoca en la ruta que la dirige al lugar donde se encontraban. Planes rondan una y otra vez en su cabeza, se deleita con escenarios tan idílicos como no tanto, todos de la mano de Bruno.

Se alista como lo ha hecho las anteriores noches, el bolso que cuelga de su hombro, el rebozo que cubre todo lo que debe cubrir, y la noche le abre paso hacia el lugar adecuado en dónde comenzaría, lentamente, a trazar el plan para dejar de ser la indigna de la familia, herirlos tan profundo como lo han hecho con ella, enterrar aquello que ha forjado como una personalmente suave y dulce, y comenzar a forjar lo que la ayudaría a dejar de sentirse tan redimida.

Todo sería mejor con la ayuda de Bruno.

Perdón el capítulo tan corto y la tardanza, me dio COVID y hacer las cosas enferma es peor del que imaginé

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Perdón el capítulo tan corto y la tardanza, me dio COVID y hacer las cosas enferma es peor del que imaginé... ¡espero sigan disfrutando el fic!

DESDE LOS ADENTROS | BRUMIRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora