Capítulo III. Hogwarts

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¡Hey, mágicos semidioses! :D

¡Por fin llega el capítulo! ^-^ ¡HE CUMPLIDO MI PROMESA! WIIIII YA NO MORIRÉ ENTRE TERRIBLES SUFRIMIENTOS POR CULPA DE LA PROMESA POR LA LAGUNA ESTIGIA :D *alegraos o morid muajajajaja* *vale mejor no* *en el fondo os quiero*

Vale, he subido este capítulo a las 23:50 más o menos. ¿Que si llego a tardar diez minutos más no hubiera cumplido? Sí. ¿Que me he inspirado y por eso os traigo otro capítulo? También xD

Pues eso. Allá va :D

(wiiiii tenía ganas de escribir uno desde el PoV de Hermione :D)

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"HERMIONE'S PoV"

Estoy... entusiasmadísima. Y con eso me quedo corta.

Básicamente, en mi cuerpo no cabe más emoción. Quién me iba a decir a mí que tras la Batalla de Hogwarts todo volvería a la normalidad... o al menos lo intentaría. Obviamente, nadie ha olvidado las bajas de la guerra, aunque hace ya un año que comenzó. Sin embargo, he de admitir que estoy gratamente sorprendida por cómo ha quedado la escuela. Sufrió unos daños considerables en las fachadas exteriores, el Bosque Prohibido perdió hectáreas de vegetación y el campo de quidditch quedó prácticamente reducido a cenizas. Pero todo ello ha sido reconstruido, esta vez con mejoras incorporadas. Lo único que parece no haber cambiado es el Gran Comedor, con sus lánguidas velas levitando, sus amplias cristaleras apuntadas y su techo hechizado para simular el cielo. Incluso las mesas de las casas y el atril de Dumbledore parecen intactos. Me alegro, claro que me alegro.

Hogwarts es mi hogar.

El día de ayer transcurrió con total normalidad, aparte de la noticia que nos dieron en el desayuno, y que tiene la culpa de que esté tan extremadamente emocionada. Ron dice que a veces doy miedo. Quizá lleve razón.

Esta noche apenas he podido dormir. He estado hablando con Ginny en la sala común de Gryffindor unas cuantas horas, y es que queremos conocer ya más cosas sobre el intercambio. La escuela al completo ha recibido con agrado la noticia. Los rostros de los estudiantes se contraen constantemente en una mueca de felicidad, algo insólito que no se veía desde hacía unos cuantos meses. El ambiente es de una impaciencia extrema, casi palpable.

Durante el desayuno, todos esperábamos que nos dieran algo más de información, sin embargo hemos tenido que aguantarnos hasta la hora de la comida. Todos estábamos en el comedor media hora antes de que empezara a aparecer comida en los platos de oro del Gran Comedor. Comida cocinada por los elfos domésticos, claro. Pero ya no me preocupa tanto el asunto. Tras haber visitado bastantes veces las cocinas, he podido darme cuenta de que son muy felices con su trabajo. Obviamente, Dumbledore los cuida muy bien. Tras el... fallecimiento de Dobby, la comunidad de elfos domésticos parece haberse volcado en la causa de recordarle. Todos narran historias sobre él, todos hablan de él como un héroe. Y es que lo fue.

Dobby fue un héroe.

El caso es que ahora muchos elfos parecen haberle encontrado el gusto a esto de los derechos obreros de los elfos, algo de lo que estoy muy orgullosa. Un gran porcentaje ha solicitado ya vacaciones y un sueldo en galeones digno. Muchos incluso llevan ya su propia ropa. Los calcetines parecen ser la prenda de moda, todos ellos llevan muchos pares. Para ellos, los calcetines con el emblema de la libertad.

Cambiando de tema: el ambiente de tensión en el Gran Comedor es tan denso y palpable que podría cortarse con un cuchillo. Harry, Ginny, Ron y el resto de estudiantes contienen exclamaciones de alegría, entusiasmo y nerviosismo. Faltan apenas unos minutos para que Dumbledore suba a su recargado púlpito dorado y comiencen a repartir los ansiados papeles con el nombre de nuestros respectivos anfitriones.

Un curso diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora