Caminaba acelerado hacia el despacho de su jefe, sabía que Mori no estaba satisfecho con el resultado de su última misión. Tocó la puerta del lugar y esperó a un llamado que muy pronto llegó, abriéndose paso e inclinándose frente a él, lo suficientemente nervioso como para oscilar su pierna estando parado en el mismo lugar.
–Chuuya, confío en que sabes tus propias fallas, pero este comportamiento es inaceptable; te voy a dar tres días de licencia, espero que sepas qué hacer con ellos.
–Pero yo-
–¿Pero? Ningún 'pero'; sabes que esto me duele, y aún así, debido a tus últimos errores, debo tomar esta represalia. Ahora vete, y espero que cuando regreses tengas más... claridad.
Con el corazón en la garganta, debido a la vergüenza que le provocaban sus actos y consecuencias, y mordiendo su labio inferior, hizo una reverencia para salir de la sala con ambas manos en los bolsillos y apretando su mandíbula; ¿Qué iba a hacer en esos tres días? Embriagarse, tener sexo y embriagarse; al menos las primeras 68 horas.
Pasó las primeras horas del día buscando bares y viendo cada botella de las reservas de vino. Pese a lo alcohólico y descuidado que parece ser, compró los suficientes suministros para seguir sobreviviendo durante toda esa semana. Llegó a su casa y acomodó y limpió todo lo mejor posible mientras estaba sobrio, ya que se conocía y sabía que podría hacer un desastre.
Pensó que sería mejor no almorzar, ya que lo vomitaría más tarde, entonces se puso una ropa casual y medio holgada para salir a caminar por algún parque.
Desperdició su tarde sabiendo lo que la noche le esperaba, cuando empezó a oscurecer utilizó sus finas manos para prender un cigarrillo y dar caladas profundas muy de vez en cuando, como si este le sacase la tensión, como si fuera interminable.
Cerca de las diez empezó a ir de bar en bar, sintiéndose incómodo en algunos para ir a otros, y llegando a uno donde la tenue luz café lo hizo sentir acogido. Pidió copa tras copa, visualizando entre todo ese rato a la gente que se interesaba en él, pero en especial a un castaño que hablaba con el barman, quien al verlo sonreía levemente y volvía a su charla. Aquel que tenía sus ojos en sintonía con su cabello se sentó al lado del pelirrojo, ambos se miraban con ojos de diversión e intriga, capaz con un toque de lujuria.–Disculpe, ¿está solo?
–No, no ahora - Dijo Chuuya al desconocido, quien sonrió ladinamente apoyando la cabeza en su mano.
–Supongo que eso significa que le puedo acompañar una copa, si gusta.
–Ya estás aquí, así que, ¿por qué no?
Con una sonrisa recíproca, ambos empezaron a tomar y a compartir conversaciones profundas y superficiales, para después dar y recibir insinuaciones con segundas intenciones, empezando a subir el tono de sus charlas. El tono de voz del castaño variaba entre agudos y graves, haciendo que sea un deleite para el otro el oírlo hablar, le encantaba como bajaba su tono cuando insinuaba cosas obscenas y amaba el propio mundo que habían hecho en los asientos de ese bar.
Su 'mundo' se corrompió con una llamada de parte de Akutawaga a Chuuya, preguntándole dónde estaba y si estaba bien, ya que recién se había enterado de su suspensión; el pelirrojo contestó rápidamente las preguntas del otro, y el azabache se alivió al saber que podía modular.–Sabes... -suspiró el de vendas-. Podríamos seguir tomando en mí casa. Si quieres, por supuesto.
Tras aquella invitación no pudo negarse; afirmó y fue tomado con elegancia y gentileza por la mano del castaño, siendo llevado a una casa no muy lejana de ese bar. Era un apartamento, no muy grande pero muy cómodo para una persona. Estaba bastante desordenado, la tenue luz café que destilaba descuido daba a entender el poco tiempo que el más alto pasaba en ese lugar. Apenas el dueño del apartamento cerró la puerta se lanzó a los labios ajenos, labios que estuvieron gustosos de recibirlo. Intercambiaban saliva en un vaivén tan desesperado que parecía solo suyo, incesables y lentos movimientos en los que el aire faltante no importaba, sino el querer probar todo del cuerpo ajeno.
El pelirrojo no pensaba llegar tan lejos pero para cuando se volvió a apoderar de sí mismo ambos estaban tironeando de la ropa ajena sin piedad y sus cuerpos no planeaban detenerse pronto.
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that bar | soukoku - oneshot [lemmon]
Fanfic"ℰse bar. Era definitivamente ese bar." ╭┈◦•◦❥•◦・❥・・❥・・❥・・❥・・❥・ ↳ Esta historia contiene escenas sexuales, leer bajo su propio riesgo. ↳ Los personajes utilizados no son de mí autoría, créditos a sus respectivos autores. ↳ One shot [parte úni...