capítulo cuatro

7 0 0
                                    

- Frank, ¿te sentís bien? estás más pálido de lo normal, sentate -Me dice Ray rompiendo el poco foco de concentración que logré conseguir. Tiene razón, me siento al borde de la muerte, pero no puedo explicarle porqué.

- Si, tomé muchas cervezas Ray, solo eso. Voy a... ver si consigo agua, o algo, lo que sea. Ya vuelvo -Me siento un poco mal por mentirle, pero estoy arruinando su gran noche, su oportunidad de hacer amigos, y de verdad necesito aire. Busco con la mirada a la imagen que hice de Gee en mi cabeza, no veo nadie parecido, este lugar es gigante. Un galpón viejo, con una pequeña casa, un gran descampado y varias edificaciones sin terminar. Hay poca luz y mucha gente. 

Necesitó sacar de mi cabeza la idea de que lo voy a encontrar acá, es prácticamente imposible. Uno en un millón. Una aguja en un pajar. Mejor busco algo para tomar, así no me siento tan mal por mentirle a Ray. Entró a la casa del fondo. Hay gente tirada en el sillón pero no me preocupa, se ven fuera de esta dimensión. Tomo un vaso y me sirvo un poco de agua de la canilla, puedo sentir la mugre en el vaso pero no tengo otra opción y realmente necesito agua. Vuelvo hacia la puerta para irme pero escucho el llanto de alguien viniendo de la habitación de al lado. En un caso normal no me hubiera preocupado, pero se escucha desesperado. Me asomó para ver mejor que pasa, hay dos personas. Un chico de cabello negro tapándose la cara con sus manos, el que esta llorando, y el otro consolándolo.

- Es todo mi culpa... lo que le pasó a mi hermano... es mi culpa, ¿entendes? No puedo volver a casa -solloza el de cabello negro 

- No lo es, tenes que tranquilizarte

- Si lo es. Yo... yo lo...

- Gerard...

Ese nombre... queda resonando en mi cabeza, Gee, Gerard ¿Podrían ser la misma persona? Sabía que Gee no podía ser su verdadero nombre y varias veces me cuestioné como se llamaba en verdad mi amigo, solo que jamás le di mucha importancia. ¿Podría ser que...? Dios, hasta tenía un hermano. Solo necesito ver su cara, o algo que pruebe que son la misma persona. Empiezo a creer que me estoy volviendo loco. Ya sé. Sé la solución. Si le mando un mensaje... y su teléfono suena... no hay dudas. 

frnkxo: Ok. Lo entiendo. Pásala bien en la fiesta.

Su teléfono sonó. Mierda, mierda, mierda. ¿Qué carajos hago? Quiero salir corriendo de esta casa, de esta fiesta y de esta ciudad también. No cabían dudas, ese era mi Gee. Siento mi corazón escaparse de mi pecho. No sé porqué, pero me dirijo hacía la salida a velocidad luz, quisiera estar ahí... con él. Pero la ansiedad me invade por dentro. ¡Estábamos en la misma fiesta! Definitivamente esto era lo último que se me hubiera ocurrido que iba a pasar cuando decidí salir de mi casa esta tarde. 

Carajo, ¿¡estamos en la misma fiesta y aún así sigo sin saber como es su cara!? Solo vi la del chico que estaba con el;  un chico de entre unos 16 y 18 años, teñido de un rubio de señora de casino, con un piercing en la nariz y ojos verdes. Realmente no me importaba ese chico en lo absoluto, solo pensaba en Gee. 

La imagen de él con su cabello cayendo por su cara y sus manos cubriéndolo mientras lloraba me atormentaba, y tengo la sensación de que así será hasta el fin de mis días.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Feb 08, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Cartas a Gerard - FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora