Llegando a la fiesta, bajo del carro de Sara. Veo una casa grande de dos pisos, con una fachada clásica y un gran jardín. Vaya, son de dinero.
Al estar frente a la puerta, noto enseguida que no hay nadie quien cuide la entrada y sobre todo que no les importa quien entre y quien no. Entrando a la gran casa, la música me hace sentir un escalofrío, el ambiente es bueno. Hay demasiada gente bailando.
Esto se pondrá bueno, Jones.
Me dirijo hacia la barra y pido una piña colada. No me extraña que Sara ya no esté conmigo, en casi todas las fiestas en las que vamos ella siempre termina bailando y bebiendo, y yo, pues, aquí estoy observando y tomando mi deliciosa piña colada.
Cierro mis ojos disfrutando la fiesta. Adoro estos momentos donde no pienso en nada, donde mi cabeza se aísla de todo.
Al estar aquí, mi mente se despeja de todo lo malo, la música es una gran medicina que ayuda a despejar tu mente.
La música siempre ha sido una salvación para mi, es psicológicamente bueno para mis oídos. Hay canciones que son sentimientos, y te recuerdan tanto cosas buenas como malas.
Emma, ¿Escuchas eso?
¿Qué conciencia?
¡Escucha, tonta!
Y es ahí donde noto la canción que suena.
Oh, dios.
¡MI CANCIÓN!
Dejo mi bebida en la barra, me dirijo al centro de toda la gente, todas la luces de colores hacen que el lugar tome un aspecto increíble, mientras de fondo está mi canción favorita.
Labios rotos- Zoé
Es suave pero tiene algo que me hace sentir muy sutil. Es como si la canción me envolviera en un vago recuerdo, donde quisiera ser yo la que pensaran cuando escucharan la canción.
Regálame tu corazón
Déjame entrar a ese lugar
Donde nacen las flores
Donde nace el amor
Mientras suena la canción de fondo, paso mis manos por mi caderas subiéndolas lentamente hasta llegar a mi cabello desordenándolo un poco para moverme al ritmo de la música.
Entrégame tus labios rotos
Los quiero besar
Los quiero curarLos voy a cuidar
Con todo mi amor
La canción hace que cada parte de mi cuerpo reaccione a ella haciendo que me mueva lentamente con ritmo. Pero es ahí, donde siento una gran necesidad de voltear a ver hacia la barra.
Dejo de moverme, con la mirada busco ese algo que hizo que dejara de bailar. Mis ojos pasan por toda la multitud de gente bailando y bebiendo.
Pero, una mirada se cruza con la mía.
Una sensación extraña recorre todo mi cuerpo, es como si una corriente eléctrica hiciera un corto circuito en él. Sin saber por qué, mis ojos no dejan de mirar al chico que me está viendo.
Emma, ¿estás ahí?
El chico se separa de la barra y se dirige a mi, sin dejar el contacto visual conmigo.
Emma...
Dejo de respirar cuando se pone enfrente a mi, por lo cerca que está, no puedo verlo directo a los ojos sin que eche la cabeza hacia atrás.
Un escalofrío me eriza la piel al notar que puedo sentir su respiración en mi cara.
A pesar de la carencia de luz, puedo ver ese color café miel que adornan sus pupilas. Me encanta ese color.
Es como si tuviera un infinito en sus ojos, tienen un brillo único, algo que me hace llamar mi atención.
Emma Jones, respira por favor.
Vuelvo a la realidad cuando una mano me jala, llevándome directo a los baños.
-¿Que carajos...?
-Emma, necesito tu ayuda.
Parece que el universo no está a mi favor, Estaba tan ocupada en esos ojos tan preciosos. ¿Por qué Sara no se podía esperar tan siquiera un poco más?. Solo un poco y...
-¿Me estás escuchando?- mi mejor amiga se cruza de abrazos
-¿eh?
-Ay, Emma- me agarra de los hombros- Waldo está aquí.
Ay, no
-¿Dime que no le hablaste, Sara?
-Oye, no soy tan fácil, ¿vale?
-¿Te recuerdo que hiciste la última vez que lo viste?
-Bueno, tal vez sólo nos besamos y...
-¿Solo eso? Te falto la parte donde...
-vale, vale- deja sacar un suspiro- Solo que...aún lo extraño y aunque no quiera, me gusta, no sé cómo sacarlo de mi mente, y cada vez que lo veo con una chica hace que quiera agarrarlo y darle un montón de cachetadas por lo idiota que es.
-Sara...
-Lo vi besándose con una chica- se le rompe la voz y agacha la mirada.
Eso hace que mi corazón tenga una gran tristeza. Aunque ya pasaron tres meses desde que Sara y Waldo terminaron su relación, aún recuerdo lo mal que la pasó mi mejor amiga, lo difícil que fue verla llorar día y noche, que dejará de comer y que no viera su gran valor. Me duele.
-Todo estará bien, ¿Si?- envuelvo a Sara en un abrazo y le doy un beso en la frente- se que eres fuerte, yo estoy aquí.
-Ya no quiero amarlo de esta forma, el no merece que lo ame tanto- Rompe en llanto
-Se que es lento todo esto, pero sé que pasará, se que curaras tus heridas y yo estaré para apoyarte y saldrás adelante, Sara.
Me duele demasiado verla sufrir por alguien quien no la valoro, quien jugó con ella y no vio lo hermosa que es. Ese idiota no la merece.
-Eres la mejor, Emma
-Tu súper amiga estará ahí cuando la necesites- le limpio las lágrimas de sus mejillas- ahora demuéstrale esa chica fuerte que eres, sal y muéstrale lo mucho que brillas.
Sara me da una gran sonrisa. Como amo verla sonreír
-¡Vamooooos!- la empujó hacia la puerta.
Llegando de nuevo a la multitud de gente, Sara se desaparece de nuevo, fue a saludar a unos amigos de la escuela.
Pero...
Mi mente vuelve a ese momento cuando esos ojos miel se posaron en los míos. Siento escalofrío recorrer todo mi cuerpo al recordar esa sensación tan extraña que sentí al tenerlo tan cerca.
Mi vista viaja por todo el lugar con tal de poder ver ese par de ojos. No sé por qué tengo esa necesidad de querer verlo de otra vez .
Sin triunfo alguno, no logró encontrarlo. Me decepciona un poco no poder tenerlo cerca, sé que estoy mal, no lo conozco aún, sólo que, hay algo en él, hay algo que quiero descifrar de esa mirada. Me dirijo hacia la barra y pido un vodka.
Mientras veo bailar a la gente, preguntas invaden mi cabeza.
¿Quien era él?
¿Por qué me miraba de esa forma?
Y sobre todo.
¿Qué fue eso que me hizo sentir?
Que noche, ¿no?
Solo estoy segura de una cosa...
Quiero volver a verlo.***
La fiesta concurrió como otra, de lo más normal; sin embargo, ahora regresamos en un taxi ya que cierta señorita bebió de más y porsupuesto que yo no iba a conducir. Sara me iba contando sus penas en el taxi, y aunque ya eran incoherencias las que decia, yo la escuchaba con detalle, ya que estoy muy segura que cuando se le pase su borrachera me hará mil preguntas sobre está noche.
Le pedí a Sara que se quedará conmigo. Es muy peligroso que le vean llegar a su casa en el estado que está. Amo a mi amiga y la verdad no quiero que la castiguen por esto y no poder verla en dos meses máximo, sus padres son muy extrictos y por esa razón se que les tuvo que mentir para poder ir a la fiesta.
Subimos las escaleras con cuidado, llegando a mi habitación cierro la puerta trás de mi, dejó a mi mejor amiga sobre la cama miestras le quito los zápatos.
-Emma...
-¿Qué pasa?- la cobijó con un mantita
-¿No tienes algo que contarme?
-No
-¿Quién era ese chico?
Ese par de ojos hermosos vuelven a mi mente.
-¿Cuál chico?-me recuesto a su lado mirando al techo
-Tú sabes cual- se le sale un hipito- solo...date la oportunidad de conocer más gente, ¿si?
La volteo a ver, ya tiene los ojos cerrados. Estiro mi mano y le caricio su mejilla- duerme, borrachita.
En menos de cinco minútos, Sara ya estaba roncando. Solo espero que no se acuerde en la mañana de ese chico. Por el alcohol que invade mi cuerpo en estos momentos se me había olvidado cuando mi mirada se cruzo con la de él.
Se que jamás se me olviará como estaba tan cerca de mí, como pude sentir su respiración a centrímetros de mi resotro, como su olor se apodero de mí pequeña nariz; sin embargo, debo de sacarlo de mi mente, apenas lo conozco, es imposible como un solo cambio de miradas sea el pruducto de no poder dejar de pensarlo.
No soló fue un cambio de miradas, Jones.
Dejando mis pensamientos de un lado, me tapo con la mantita y sin más por hacer cierro los ojos y me quedo profundamente dormida.