Capitulo 32

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Voy a subir el cap hoy porque no estoy segura de poder subir mañana... pero como soy una buena persona si puedo mañana les subire otro :3

***

Austin no me soltó el brazo, así Lauren estuviese ahí. 

—Lauren, buenos días. —saludó Austin con una sonrisa. 

—Suéltame. —exigí, él me soltó. 

— ¿Pero que pasa nena? Creo que me debes una respuesta. ¿Por qué llegó Lauren no me la vas a dar?—susurró con humor. 

Lauren me miró. 

—La respuesta iba a ser no. —exclamé fastidiada. 

—Uh... —se rió. 

Me acerqué a Lauren, y me paré a su lado, ella estaba molesta, podía verlo en su rostro. 

—Pero me dijiste que no tenías nada con Lauren. —añadió, lo miré aún más fastidiada. 

— ¿Y por eso crees que voy a salir contigo? —reí. 

Él se volteó, y fue a husmear los platos de comida. 

—Vine a buscarte porque cuando desperté, me di cuenta de que no estabas a mi lado y me preocupé un poco. —contó Lauren, no dejaba de mirar a Austin. 

—No quería despertarte. —le dije, acariciando su mejilla para que me mirara. — ¿Quieres que volvamos arriba? —pregunté, ella no me respondió por mirar a Austin. 

La tensión era bastante. 

— ¿Lauren? —me acerqué, y le di un beso en la mejilla. 

Lauren me miró, e intento sonreír, pero no pudo. ¿De verdad había razón para que estuviera tan molesta? 

—Mírame. —pedí, ella lo hizo. Austin seguía volteado. —Bésame. —acaricié su cabello.

Ella se acercó, y colocando sus manos en mi cintura, me besó los labios suavemente. Pasé mis manos alrededor de su cuello, para atraerla más a mí. 

—Entonces me dijiste mentiras… si tienes algo con Lauren. —Austin se río. 

Lauren quiso dejar de besarme, pero la besé con más intensidad. No quería una pelea, no por mi culpa. 

—Llegamos. —anunció Taylor, entrando a la cocina, Chris la acompañaba. 

Dejé de besar a Lauren, y tomé su mano, les sonreí a Taylor y Chris. 

— ¿Está todo bien? —preguntó Chris mirando a Lauren.

—Sí. —ella asintió, y luego me miró. —Esperaré a que comas, y luego saldremos a dar un recorrido por la finca. Seguramente no llegaremos hasta la noche. —Cuando estaba molesta, no era tímida. 

— ¿Tan largo es? —pregunté, Lauren y yo nos sentamos en los taburetes, una al lado de la otra. 

—Aquí no hay mucho por hacer. —susurró, tomando un sorbo de chocolate caliente. 

—Vamos, Lauren. ¿Estás molesta porque le pedí a tu amiga que saliera conmigo? No sabía que era de tu propiedad, además ella me dijo que entre ustedes dos no había nada. —intervino Austin. 

—Por ahora no hay nada. —me vi en la obligación de decirlo, no quería que Taylor y Chris pensaran mal sobre mí. 

Mi plato era pan, queso, y galletas con mantequilla. El chocolate caliente lo acompañaba. Esto no me gustaba. No había comido nada para mi dieta. 

— ¿Hay algo que no te guste? —me preguntó Chris. 

—Oh, no, no. Se ve que todo está delicioso. —sonreí. 

* * *

Lauren y yo entramos a la habitación luego de desayunar, el mal ambiente hizo el desayuno amargo. Austin no paró de reírse ni un solo segundo. 

— ¿Quieres que nos bañemos juntas? —pregunté, pensé que eso ayudaría. 

—No. —respondió cortante. 

Eso me dolió, lo dijo con amargura. ¿Acaso yo tenía la culpa de que ese tipo fuera un idiota? 

—Bueno… —asentí, volteándome para buscar mi ropa en el maletín. 

Hubo un momento de silencio. 

—Lo siento. —Lauren se acercó a mí. —Sé que soy una idiota, tú no tienes la culpa de nada. —La miré. —Sé que eres hermosa y por eso todos los hombres y las mujeres te miran de esa manera, quisiera que no fuera así, pero lo es. Me siento insegura, porque sé que puedes enamorarte de otra chica o chico mejor que yo. 

— ¿Eso es lo que piensas? —pregunté mirándola, ella asintió. —Pensando eso solo logras atormentarte, solo me gustas tú. —le dije, cogí el vestido que iba a ponerme. 

Sus brazos tomaron mi cintura de repente, acorralándome contra la pared, para luego besarme el cuello. Gemí, llevando una de mis piernas a su cintura, y acariciando su cabello. Su mano bajó a mi pierna, y me acarició suavemente. 

— ¿Me llevarás al recorrido? —pregunté, ella se alejó de mí cuello y me miró a los ojos. 

—S-Sí. —se alejó, ahora sí. 

Tomé mi ropa, y entré al baño. 

Antes de que pudiese desnudarme para ducharme, escuche que Lauren tocó la puerta. Abrí, y la vi pasándose la mano por el cabello. 

—¿Si? —pregunté alzando una ceja. 

—Eh… —dudó por un momento. — ¿Todavía… debo hacer que cambies de opinión para…. hacer… para hacer el amor? ¿O ya no es necesario? No pienses que soy una atrevida que solo quiere sexo, solo que… bueno, quería preguntarte. No porque quiera hacerlo, solo porque quiero saberlo. Por favor no pienses que soy una pervertida. —tragó saliva. 

—Todavía tienes que convencerme, y todo se vale. —sonreí con malicia, y cerré la puerta. 

** * *

—Por allá está la casa en donde se quedan mis abuelos cuando vienen a visitarnos. —señaló Lauren una pequeña casa.

— ¿Por qué no se quedan con ustedes? —pregunté interesada. 

—Porque les gusta la privacidad, es decir; En el día les gusta estar con nosotros, pero cuando llega la noche prefieren estar solos. 

—Oh, bueno… tal vez… bueno. —me tambaleé, sin saber cómo explicar lo que estaba pensando. 

—Lo sé. —me dijo asintiendo. 

Miré para otro lado. La finca de Lauren era hermosa, y sobre todo muy grande. Tenía caballeriza, un lago, la pequeña casa de sus abuelos, y una piscina. 

Cuando quité la vista del gran lago que tenía en frente, lo primero que vi fue a un perro negro corriendo hacia mí. Oh por dios, ese perro me asustaba. 

—¡Lauren! —le grité, me di cuenta de que ella estaba cogiendo mandarinas de un árbol. Un poco lejos de mí.

Cuando Lauren se giró para verme, sentí los dientes del perro clavarse en mi rodilla. Mordía duro, como si quisiera arrancarme el pedazo de piel. 

Lauren corrió hacia mí. Nerviosa, lo tomó de la cadena que tenía en su cuello y lo mantuvo quieto. 

—¡Oh dios!. —grité adolorida, mi rodilla comenzó a sangrar. 

Lauren me miró por un momento, y vaciló como si no supiera que hacer, al final, lo ató de un palo con una cabuya que estaba a un lado. Cuando lo hizo, vino corriendo hacia mí. 

—Oh por dios, ¿te duele mucho? —preguntó preocupada y nerviosa. —Es el perro que vigila la finca. No sé quién lo soltó. —se disculpó. 

—Me duele, Lauren. —gemí de dolor, y me senté en la manga. 

Ella acarició mi mejilla, mientras me miraba preocupada.

—Vamos a… —Me tomó cargada. —La casa de mis abuelos, ahí podré echarte algo para la herida. —dijo caminando hacia la pequeña casa. 

Recosté mi cabeza en su hombro mientras ella me llevaba cargada hacia la casa de sus abuelos, ese perro por poco me arranca el pedazo. 

Lauren abrió la puerta, gracias al cielo tenía llaves de toda la finca. Cuando entramos, me recostó en un sofá de cuero. 

—Iré por agua y jabón. —dijo nerviosa. 

Observé toda la sala, tenía muchos cuadros y las paredes estaban pintadas de un color naranjado claro, había una lámpara gigante en el techo y muchas fotografías en una pequeña repisa. Pude observar las fotos de Lauren pequeña. Se veía adorable. 

Lauren volvió, y se sentó en el sofá. Con delicadeza, comenzó a pasar algodón con agua por la herida, me ardía. 

—Lauren. —cerré los ojos, maldito perro. 

Siguió limpiando la sangre, y echando desinfectante en mi herida por unos minutos más. 

— ¿Te sientes mejor? —preguntó, mi dolor ya había disminuido un poco. 

—No. —hice un puchero mientras negaba con la cabeza. —Me duele todo el cuerpo. Tal vez con un besito me alivie más rápido. —susurré con voz de niña. 

— ¿Un besito? —preguntó ella, mirándome a los ojos, yo asentí. — ¿En dónde? —preguntó, colocando el desinfectante encima una mesa. 

—Me duele todo, así que no importa el lugar. —mordí mi labio inferior. 

Ella asintió, se arrodilló en el suelo, y me dio un beso a un lado de la herida. Tenía vestido así que la herida había sido mucho más directa. 

— ¿Ya te sientes mejor? —me miró. 

Negué con la cabeza, manteniendo el puchero formado en mi rostro. 

— ¿Más arriba? —preguntó, subiendo mi vestido y dando un beso en mi abdomen.

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Enamorada de mi Vecina -Camren AdaptadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora