Capitulo 19

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maraton 2/5

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Narra Lauren:

— ¿Hola? 

—Lauren… ¿Qué te dijo tu papá? —Pregunto ella a través del teléfono.

—Se puso furioso por un buen tiempo, dijo que iba a ir hablar al colegio. Creo que Lucy, Alexa y…. —Tragué saliva.

—Sofia… Dilo, Sofia. Mi hermana. —Suspiró.

—Nadie sabe que fue Sofia, solo Lucy, Alexa y esa chica. 

— ¿Qué tratas de decirme? —Preguntó.

—No quiero que estés triste porque tu hermana tenga problemas. Sé que te duele, y ustedes acaban de llegar aquí, muy probablemente Sofi tendrá muchos problemas. 

—Lo sé, Lauren. Lo sé. 

—No diré que fue tu hermana, solo hay que contar con el silencio de Lucy, Alexa y esa chica. 

— ¿Serias capaz de hacer eso por mí? —Preguntó.

—Eso y mucho más. —Respondí sin dudar.

—Pero… ella colaboro a dañar el auto de tu padre. 

Suspire. 

—Lo sé, pero… Eso no importa, no quiero que estés triste por tu hermana.

—Eres… Lauren, eres la mejor, no sabes cómo te lo agradezco. Te adoro por esto, es mucho para mí, no pensé que harías algo así. Eres hermosa, un amor, eres genial. 

Sonreí, parecía una tonta sonriéndole al teléfono. 

—No tienes por qué agradecerlo. Solo… solo dile a tu hermana que no vuelva a dañar el auto de mi padre. 

—No lo volverá hacer, Lauren. Lo prometo. ¡Te adoro! —Gritó.

—Yo también, no sabes todo lo que siento por ti. —Me acosté en la cama. —¿Y qué haces ahora? —Pregunte.

—Nada, solo veo televisión. ¿Y tú? 

—Nada, estoy acostada y hablo contigo.

—No estas estudiando. —Río. —Lauren… 

— ¿Si? 

—No terminamos los besos de la tarde. —Susurró.

Cerré mis ojos con solo recordarlo.

—Lo sé. —Suspire. 

— ¿Sabes algo? Quisiera estar a tu lado, quisiera que me estuvieras besando. Amo la forma en que me besas. 

— ¿De verdad? —Pregunte nerviosa. 

—Sí, y ya te pusiste nerviosa. —Río. 

—Bueno es que… estas cosas me ponen nerviosa. 

—Creo que te vas a poner más nerviosa con lo que te voy a proponer. 

Tragué saliva.

— ¿Qué sería? 

— ¿Alguna vez has tenido sexo telefónico? 

¿Qué? 

Mis ojos se abrieron como platos… ¿Qué?

—N-No… Y… ¿Y tú? 

—Tampoco. —Susurró.

—Ah… —Tragué saliva. 

—Pero, no me molestaría intentarlo.

— ¿I-Intentarlo? —Tartamudee. 

—Sí, contigo. —Dijo sensualmente.

— ¿Conmigo? —Tragué saliva.

—Sí, creo que sería genial. 

—No sé cómo hacerlo. 

No sabía cómo hacerlo, pero eso no quiere decir que no quisiera intentarlo con ella.

—Solo déjate llevar, sólo tienes que hacer eso. —Susurró sensualmente. 

—Bueno, lo intentaré. 

— ¡Genial! —Exclamó. 

Reí nerviosa. 

— ¿Cómo empezamos? —Pregunte.

— ¡Que ansiosa! —Río. — ¿Estas vestida? 

Oh dios, estaba nerviosa. 

—S-Si. ¿Quieres que me desvista? —Pregunte.

Imaginé que había que hacerlo. 

— ¡Si! Quítate la blusa y tus jeans. —Sugirió.

—Espera. 

Me levante de la cama, y quité mis pantalones seguidos de mi blusa, quedándome en ropa interior.

No podía creer que estaba haciendo eso. Nunca me imaginé haciendo algo así. Pero ella me hacía hacer cosas que nunca me imaginé que haría. 

—Listo. —Avisé, y me senté en la cama. 

Comencé a jugar con mis dedos, mientras sostenía el teléfono entre el oído y el hombro. 

— ¿Cómo es tu ropa? —Pregunto divertida.

Mire hacia abajo. Mi sostén y mis bragas blancas con pequeños puntos de colores, rojo, amarillo, azul y verde. Parecía una payasa, que ridiculez. Seguro se reiría de mí.

—Es negra. —Dije rápidamente. 

—Que sexy. —Susurró. — ¿Quieres saber cómo estoy yo? —Dijo sensualmente. 

—Me encantaría. —Dije nerviosa. 

—Estoy usando una tanga de encaje muy chiquita, y un brasier rosa claro. —Dijo suave y pausadamente. 

Tragué saliva, y sentí como mi cuerpo comenzaba a calentarse. 

—Oh… Seguro se te ve genial. —Volví a tragar saliva.

— ¿Quieres ver? —Preguntó.

— ¿Cómo? —Fruncí el ceño.

—Asómate por la ventana. —Dijo.

¡Maldición! Las bolitas de colores. 

—Dame un segundo. —Pedí. 

Me quite el brasier y las bragas, fui hasta el closet. Busque entre mi ropa, no estaba el único sostén negro que tenía. ¡Maldita sea! ¿Por qué mamá me compra ropa tan ridícula? 

Opte por tomar uno gris oscuro que había allí. Que vergüenza. 

— ¿Sigues ahí? —Pregunte apurada.

—Sí, ¿pasa algo? —Pregunto.

—No nada, solo dame unos segundos más. 

No podía salir con eso. Claro que no. 

Tomé uno amarillo, ajustado, apretado, me incomodaba un poco pero levantaba mis pechos. Aun así, decidí usarlo, con unas pequeñas bragas blancas, y volví a tomar el teléfono. 

—Hola. —Me lleve la mano a la cabeza para peinar mi cabello.

— ¿Lista? 

—S-Si. 

—Bueno, entonces asómate. —Pidió. 

Caminé hacía la ventana y abrí la cortina. Lo primero que mis ojos vieron fue que estaba de noche, la luna llena se podía divisar desde mi casa. Lo segundo que vi, fue a ella. Dios, estaba hermosa, sensual, provocativa, excitante… Su ropa interior era rosa combinado con negro. Su cabello estaba suelto, y ella me miraba con una sonrisa coqueta. Ya estaba más que mojada. Odiaba que tuviera ese efecto en mí.

— ¿Y? ¿Qué tal? —Pregunto.

—Creo que no hace falta decir lo… Lo hermosa que estas. 

— ¿Te parece? —Dio la vuelta lentamente dejándome mirar su cuerpo. 

Me estaba matando.

—Indiscutiblemente. 

Ella cerró la cortina de repente. Me asusté por sus actos. 

—Creo que ya viste suficiente. —Dijo. — ¿Todavía quieres intentarlo? —Preguntó. 

Como decirle que no después de lo que había visto. Ella era perfecta, me gustaba y mucho. Causaba muchas sensaciones en mí, y aunque me diera mucha vergüenza intentar ese tipo de cosas, no podía negarme… Ella me traía loca. 

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Enamorada de mi Vecina -Camren AdaptadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora