Capitulo 1

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ALESSA DENVER.

Mitad de semana e inicio de clases, raro, pero vamos, nada en este lugar es normal.

—Ya me voy.— dije bajando las escaleras con la intención de que mamá me escuche.

—Okey, ya le dije a Claudio que te lleve, te ha de estar esperando en el auto.— contestó sin dejar de mirar el teléfono. Algunos papás lo hacen por trabajo, la mía lo hace porque seguro está hablando con su novio de Alemania.

Ella tenía la vida resuelta, mis abuelos son de mucho dinero y mí papá tiene una condición económica que le permite bañarse en billetes todos los días si quiere.

Cabe recalcar que no están juntos, ellos se divorciaron cuando yo tenía 7 años y he sido hija única. Desde ese entonces siempre habían competido por quién daba más y claro que papá había ganado, mamá recibía una gran pensión por parte de mí padre y aparte tenía las ganancias que recibía a base de la empresa de cosméticos que el había puesto para que ella cerrará la boca y no diera detalles de su separación. Por supuesto, ella gustosa accedió.

Ahora, mis 17 años, la historia es la misma, con excepción de que a mamá le vale lo me pase. Por eso llevo cinco años en el KVA, con este serían 6.

—¿No vas a despedirme? No sé cuándo sea la próxima vez que nos veamos.— me acerque indignada.

—Lo siento cariño.— se disculpo como si le importara —Te irá muy bien, cuídate mucho.— Comentó aún sin mirarme.

—Gracias, mamá, también te amo mucho.— dije sarcástica y como no recibí respuesta me fui.

—Buen día, señorita Alessa.— saludó amable Claudio, un trabajador de la casa que siempre había cuidado de mí —¿Lista para irnos?

—Sabes que no.— respondí divertida y subí al coche.

Papá se había despedido de mí un día anterior, el es el hermano de la directora de la Academia, dijo que lo vería ahí lo cual, como todos los años, es mentira. Enviará un caja con un bello listón y perfumes caros, siempre ha sido lo mismo.

Al llegar lo primero que visualice fueron las grandes letras que en las noches prendían luces y decían KVA, suspire y me puse las gafas cafes que combinaban con mí cabello castaño y mí atuendo. Un top blanco, un pantalón algo ancho color beige y unos botines color hueso.

Claudio me abrió la puerta del coche y baje con mí pequeño maletín blanco.

—Cuidese mucho, señorita Alessa, estará en casa nuevamente en muy poco tiempo.

—No te preocupes Claudio, todo estará bien, sobreviví cinco años, los últimos meses no serán nada.—

Estúpida.

—Bien, cualquier cosa que necesite sabe que puede llamar.— sonrió y no puede evitar abrazarlo, al separarnos me hizo la señal de santiguacion.

Ojalá Dios me hubiera salvado de esto.

—Lo haré.— sonreí enternecida y entre a mí residencia.

Tengo una compañera de departamento, Lizzi, tiene un nombre tan tierno, pero lo cierto es que no usaría ese calificativo para su personalidad.

—Ya llegué.— anuncié, entrando a la sala.

—Ay no, pensé que mí momento de paz duraría un poco más.— dijo malhumorada desde el sillón.

—Yo también extrañé mucho.— contesté sarcástica yendo al refrigerador.

—No voy a preguntar cómo te ha ido porque sé la respuesta, mal.

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⏰ Última actualización: Mar 03, 2022 ⏰

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