-¿Qué?-
-Lo sé. ¿No es genial?-dijo mi madre feliz.
Camino hasta la sala dejandome a mi, sola en la cocina con una cara dificil de describir.
La segui y me pare en el marco de la puerta.
Ella saco un album de un cajón y se sento en el sofá.
-Mira, sientate-ordenó. Hice lo que pidio y mire como pasaba las paginas.
Al encontrar lo que quería, me tendio una pequeña foto.
Un niño y una niña, sentados en un banco, comiendo algodón de azucar.Sonreí inconscientemente.
-Que tierno-comenté-¿Y quienes son?-
-Ese niño de ahí es Edward y la niña eres tú-
Levante una ceja.
-¿Y quién es Edward?-
-El hijo de mi vieja amiga. El cual te estaba hablando.-
Lo pense por unos segundos intentando comprender lo que ella anteriormente me habia estado diciendo en la cocina, mucho antes de que vinieramos a la sala.
Abrí mis ojos cuando comprendí.
-Entonces, ¿Estabas diciendome que tu amiga y su hijo, los cuales son unos completos desconocidos para mi, vendran a quedarse en nuestra casa?-lo mire exaltada.
-Ay Adeline. No son unos desconocidos, además Edward y tu eran mejores amigos-Fruncí el ceño.
-Ya claro.-ahora resulta que tengo un viejo mejor amigo.
-Es en serio-insistió. -Se la pasaban juntos, jugando a las escondidas y a ese reto de "el que parpadea pierde"-relató con una sonrisa.
Pero yo realmente no recordaba nada. ¿Tenía un mejor amigo? ¿Cómo es que no recuerdo nada de él?
Bueno realmente tengo mucha mala memoria.-Pero yo no me acuerdo de ese tal, Edward-
-Verás que al momento en que este frente a tí, recordaras todo-
Asenti leve, intentando convencerme a mi misma.
-Vale-murmuré.
Mamá sonrió y pellizco mi mejilla.
-Además, tan solo se quedaran un mes-hablo como su hubiera dicho *un día*.
-¿Qué?-
Y aquí todo comenzaba de nuevo.
Salí de la sala despues de ver a mi madre irse riendo.
Yo no le veia nada de gracioso. En absoluto.
Oh, tan solo llegara un chico totalmente desconocido a nuestra casa a invadir cada rincon de tu hogar y se quedara un mes junto con su madre mientras tú siendo una completa antisocial terminas siendo ignorada por los demas y terminas en tu cuarto leyendo libros y comiendo Nutella mientras otros adolecentes van a fiestas, salen con sus amigos y tienen a el amor de su vida cada semana...ya sabes, lo normal.
Respire profundo mirando la pequeña fotografía en mi regazo.
Pelo negro, corto y bien peinado. Con una camisa blanca y pantalones negros y zapatos del mismo color. Sonriendo mientras sostenia en su mano el trozo de el algodón de azucar. Un niño bonito diria yo.
En ese momento frunci el ceño y acerque la imagen mas a mí. Note como la mano izquierda del jovencito se encontraba tomando la mía.
Me parecio adorable al ver eso.
Abandone la sala y fui subiendo las escaleras.
-¿Y cuando dices que llegan?-pregunte en voz alta.
Espere respuesta de mi madre al mismo tiempo que me detenia a la mitad del escalon.
-Mañana-
Un escalofrí recorrio mi cuerpo entero.
Realmente no esperaba esa respuesta.
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