Capitulo 3

78 7 4
                                    

Lo contrario a todo lo que mi madre me había dicho.

Su altura hizo que me sintiera tan pequeña, en tan solo un instante. Temerosa, di una mirada rápida a sus brazos y me encontré con inmensos dibujos negros y otros en color, para nada exagerado. En tan solo segundos note una golondrina en su cuello y un arete en su oreja derecha.  Con su pelo negro peinado hacia atrás y unos ojos azules intensos, estos me dieron un escalofrío al momento en el que conecte su mirada con la mía.

Él era un Edward al que no esperaba recibir. No lo decía por ser una persona discriminativa sino que en ningún momento paso por mi cabeza la idea de encontrarme con él así.

No sabía que decir ni como reaccionar ante él. Incomoda, le di una sonrisa intentando no lucir tan nerviosa. Me removí incomoda en mi lugar.

-Hola Edward- eso fue lo único que pude pronunciar.

 Al momento sus ojos, nuevamente se conectaron con los míos, durando unos segundos los cuales para mí fueron eternos, sentí un hormigueo en mi estomago. Su mirada me había hecho sentir más rara de lo normal.

Ojos color azul que solo transmitían la sensación de que algo escondían. Haciéndote entrar en curiosidad y no poder apartar la vista de ellos.

-¡Adeline!-exclamaron de repente.

Fui rodeada por unos largos brazos y me gire para ver a Jodie, la madre de Edward, sonriendo tan alegremente por verme.

-¿Qué tal?-saludé tímida.

-No puede ser cierto, tan solo mírate, te ves tan bella-le sonreí con simpatía. –Has crecido tanto linda. Y yo recuerdo cuando vestías esos vestidos color morado con brillos.

-Gracias, supongo-dije lo último en un tono más bajo con algo de sonrojo.

Jodie soltó una pequeña risa y puso sus manos en mis hombros.

-Me alegra tanto el hecho de volver a vernos-

-A mi igual-admití.

-Ven, Jodie. Les preparare algo de beber, de seguro estarán agotados por el viaje- 

-No tienes idea...-

Y aquí vamos.

Las visitas no eran lo mío. Mi forma de recibirlas era algo rara, por lo general me incomodo mucho y casi no sé qué decir. Sobre todo cuando son personas las cuales no vemos hace tiempo, pero que tienen un gran cariño hacia nosotros. Mi madre, lo opuesto a mí, con tan solo un comentario puede sacar miles de temas de conversación y no acabar en momento incomodo lleno de silencio.

Y ahora, por ejemplo, se encuentra ya platicando con Jodie sobre un libro de recetas, realmente me impresiona su rapidez. Una de las desventajas es que puede dejarte de lado mientras conversa y olvidarse de ti para siempre. Nuevamente ahora, como otro ejemplo, acaba de salir por la puerta de la cocina junto a Jodie dejándome a solas con Edward, sabiendo que soy pésima para entablar una conversación. Como dije, ella se olvida de tu existencia.

Mis ojos fueron a Edward, que movía muy ligeramente el vaso girándolo con sus dedos.

-No me recuerdas-soltó.

Eso fue como un balde de agua fría, más bien como un ICE BUCKET CHALLENGE desprevenido. Sentí algo en mi estómago, como si me hubieran descubierto de algún problema que ocasione. Sentía algo de culpa, porque yo a Edward aun no lo recordaba,  él tenía razón.

-¿Qué?-pregunté removiéndome en la banca de la encimera. Tragué duro y mis ojos se movieron nerviosos en Edward.

-Lo escuche cuando mi madre habló con la tuya durante el viaje. Parece que, no recuerdas a tu mejor amigo—

Iluminas mi alma.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora