Capítulo 6.

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Cerré la puerta con mi pie ya que mis manos estaban ocupadas por pinceles. Tarareaba una canción pegadiza mientras intentaba no pisar las hojas con pintura fresca en el suelo.

Llegué a mi antiguo sitio en la alfombra y me senté con las piernas como indio.

-Dibujas bien- Los pinceles volaron de mis manos y cayeron desparramados al suelo.

-¿Por qué siempre apareces así?- chillé poniendo una mano en mi pecho ante el susto. Había brincado, literalmente.

-El que no me veas, no significa que yo aparezca de la nada-me miro a los ojos y un escalofrío recorrió mi cuerpo. –Eres distraída-

-De todos modos, no puedes entrar así a mi cuarto-me removí en mi lugar. Él estaba demasiado cerca. Se había recostado boca abajo en mi cama y su cabeza estaba apoyada sobre el borde de esta, justo a mi lado en donde yo me había sentado apoyando mi espalda.

-Estuve en tu cuarto como por media hora, te salude cuando entre y como no me contestabas me senté en tu cama viéndote dibujar. En ningún momento me viste. Hasta te mire cuando te levantaste para ir a enjuagar los pinceles- 

-Vaya...-me quede sorprendida ante lo que me dijo. -¿En serio?-

Por Dios, tengo serios problemas.

Asintió asiendo que los mechones de su frente se movieran y cayeran frente a sus ojos. Paso su mano por su cabello echándolo hacia atrás. Me quedé mirándolo por unos segundos atontada.

-Sí, solo tienes un serio problema. Eres demasiado...-acerco su cabeza unos centímetros-...distraída- dio un toque en mi nariz con su dedo. Parpadeé varias veces. -¿Puedo?-señaló unas hojas en blanco y los lápices.

-Claro-asentí y se los tendí. Volví a mi dibujo tomando uno de los cuantos pinceles y lo moje en el pequeño frasco con pintura verde.

Toda mi habitación se volvió silenciosa durante unos minutos, Edward y yo estábamos concentrados en lo que hacíamos. Ninguno hablaba, solo se podía oír el sonido de nuestra respiración y uno que otro suspiro de parte mía.

Creo que así es como me agradaba estar con Edward, con tranquilidad y no con momentos incómodos como ayer en el centro comercial. Después de que Kate comenzara a decir cosas sin sentido intentando humillarme frente a Edward. Pienso que su cabellera rubia teñida comienza a hacerle fallos en su cerebro...si es que tiene uno.

Pero aparte de eso, por suerte nadie lo supo en el instituto hoy. No quiero imaginar como reaccionarían las personas si se enteran de que un chico lleno de tatuajes y con aspecto intimidante vive bajo mi mismo techo. No es que Edward me avergonzara, sino que si lo harían los comentarios que dirían las personas de mí. Igualmente no le tomaría importancia y seguiría con mi vida.

Metí el pincel en el agua y volteé a ver al chico a mi lado. En ese instante me miro y tendió frente a mí, la hoja que estaba utilizando. Sonreí ante el lindo dibujo de los dos niños.

-Vaya, que bon...-

-Ese día llovió en la escuela y los niños salieron a jugar en el patio de juegos. Yo estaba sentado en uno de los columpios viendo a los demás divertirse. Noté como todas las niñas habían preferido quedarse dentro del aula con sus muñecas, excepto una. Ella se acercó a mí abrigada con un piloto y unas botas amarillas y me pregunto por qué estaba solo. No le respondí, estaba enojado ese día, pero me jaló de la mano llevándome hasta los charcos de agua donde nadie quería estar. La vi sonriéndome y empapando sus botas con agua mientras saltaba. No le importaba si se ensuciaría después, ella solo reía feliz. Me invito a unirme a ella y no le vi nada malo así que lo hice. No creí que podría divertirme tanto junto a ella. Me dijo su nombre y después de jugar recuerdo como la maestra no regaño a ambos, pero no le di importancia a eso, porque desde ese día me pareciste la persona más espectacular en el mundo-

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⏰ Última actualización: Jun 25, 2015 ⏰

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