El mar atrae a personas caóticas.
A personas que no tienen nada claro.
Jamás pensé que te podías enamorar de algo no humano, pero el simple pensamiento del mar me hace recorrer una ola gigante de sudor frío por la espalda poniendo cada pelo de mi cuerpo en punta.
Llevo preguntándome mucho tiempo... ¿qué le hará el agua salada al cerebro humano?
No sé si es el olor, el sabor, el sonido o incluso el color azul que parece ser fascinante para el ojo de toda persona. Pero algo diferente tiene.
Es algo de lo que nunca se tiene suficiente.
Los minutos pasan como segundos frente al mar. Te saca pensamientos de tu propia mente que ni siquiera tú sabías que podías llegar a concebir.
La meta de muchos es ser como el mar, es su modelo a seguir. Salvaje, impredecible, misteriosa. Adjetivos que todos queremos tener en una descripción ajena.
Pero esto es algo inalcanzable, porque si lo consiguiésemos, la idea del mar no será tan sensacional.
Nos gusta el mar porque tiene todo aquello que ansiamos tener, todo aquello que queremos ser. Por eso juega con nuestra mente, eso es lo que nos hace enloquecer.
Eso es lo que hace el agua salada al cerebro humano.
