Prologo

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Apareció repentinamente parado a la orilla de una carretera poco transitada, la noche era fría y oscura. Cómo cualquier lugar en el que el estaba. No estaba del todo seguro de porque estaba ahí, minutos antes se encontraba en la tranquilidad de un corredor oscuro rodeado de las más desdichadas almas condenadas a sufrir una condena eterna.

Había estado deleitándose con el dolor y la pena de los condenados que pronto quedarían reducidos a cenizas y lágrimas, cuando sintió un llamado en su interior, el mismo que se presentaba cuando las ignoradas almas en la tierra llamaban en busca de milagros, los milagros que el se encargaba de impedir, disfrutando de la desesperación y la angustia que provocaba.

Camino con pasos lentos y se detuvo al lado de un auto que se encontraba volteado y mientras lo recorría con la mirada escucho el susurro lastimero de alguien pidiendo ayuda. Dirigió su mirada a quien le pareció era el hombre mas bello que alguna vez vio, el cual se encontraba tendido en el piso, había un hilo de sangre escurriendo de sus labios entre abiertos y respiraba con pesadez. Era a penas un adolescente y poseía los ojos azules más sublimes, los cuales se encontraban cargados de tristeza y miedo. 

El humano descubrió su presencia y lo miro de manera suplicante y cuando sus ojos se encontraron, apareció una nueva sensación en su pecho peligrosamente parecida al anhelo.

Lo siguiente que hizo fue guiado por sus instintos más irracionales y primitivos, que ni siquiera era consiente que poseía.

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