Capitulo 5

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El primer día que Bladgen no lo acompaño a la escuela se sintió algo perdido y decepcionado sin saber precisamente porque o hacia quien estaba dirigido ese sentimiento. Ya que era completamente consiente de que una criatura como Bladgen no sería capaz de despertar en el ningún sentimiento parecido a la decepción, el simple hecho de pensarlo le parecía una ofensa.

Con el pasar de los días comenzó a sentirse menos asustado y perdido al respecto, claro que aún continuaba angustiándole la manera en la que sus compañeros podrían pensar de el pero intentaba guardar ese pensamiento en lo más profundo de su mente como le fuera posible.

Habían pasado ya algunas semanas desde que Bladgen había dejado de acompañarle todo el tiempo, no es que ya no estuviera ahí porque lo estaba. Declan sabía que en cualquier momento que lo nombrará el aparecería, con su indescifrable mirada seria y su impresionante capacidad para calmarlo.

Incluso había estado tentado a llamarlo muchas veces pero después de pensarlo por minutos que se sentían infinitos siempre terminaba descartando la idea.

Quería que Bladgen notará que estaba mejorando y que había empezado a controlar sus pensamientos irracionales y sus sentimientos de culpa, le gustaba pensar que el ángel podría incluso enorgullecerse de el.

Y hacer sentir orgulloso a Bladgen era una idea a la que había comenzado a aferrarse con toda la convicción de su alma.

Además todavía podía intercambiar algunas palabras con el cuando el día terminaba y se refugiaba en los fuertes y cálidos brazos del ángel mientras esté le abrazaba con firmeza y dedicación.

Aún cuando sabia que a la mañana siguiente despertaría completamente solo, pero ya había comenzado a resignarse respecto a ello y no importaba cuánto quería que el ángel se quedará nunca se animaba a pedírselo porque sabía con anterioridad cuál sería la respuesta.

Había comenzado a conversar regularmente con Abraham desde unas semanas atrás.

Unos días después de que hablo con él después de haber golpeado a Noah, se encontró así mismo acercándose a él a la hora del almuerzo para agradecerle nuevamente y termino por aceptar su invitación a su casa.

Y desde ese día habían estado almorzando juntos.

Fue así cómo descubrió que aquel chico amable no solo era bueno en básquetbol si no también en matemáticas, tenía un interés peculiar por la literatura clásica y tenia una hermana.

También se enteró de cuál había sido la razón por la que se mudo.

-Mi padre murió hace un tiempo y mi mamá se volvió a casar- respondió su ahora amigo cuando le pregunto la razón por la que habían decidido vivir en el pueblo.

-Lo lamento- le dijo con intensión de hacerlo sentir mejor, aunque el mejor que nadie sabía que en esos casos ni la mejor palabra de apoyo podría consolarle o al menos así lo creía.

-Yo no- fue lo último que dijo antes de cambiar de tema

Declan quiso saber un poco más pero se resistió a preguntar, quizás el mismo Abraham se lo contaría algún día.

Era una de las cosas que le gustaba de estar con el no había necesidad de decirse demasiado si no querían hacerlo.

-¿En que estás pensando?- la voz de Abraham los saco de sus pensamientos, en los cuales llevaba perdido ya algunos minutos.

-Nada importante, solo la tarea.

-La tarea-repitió su amigo incrédulo, con un claro tono de burla asomándose en su voz.

-Voy a hablar con el entrenador para salirme del equipo-dijo mientras se incorporaba.

Se encontraba en la sala de estar de la casa de Abraham, la cual estaba visitando por segunda vez.

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