15. No son pesadillas.

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La puerta de la oficina de Jeon se abrió abruptamente, dejando a la vista a un muy apresurado Taehyung, quien se espantó y posteriormente frunció el ceño ante la presencia de Jungkook, quien dormía profundamente sobre su cómodo sofá de cuero negro.

Taehyung tuvo que corroborar la hora en su elegante reloj de muñeca al sentirse confundido, pensando que era más tarde de lo que creía. Pero no, eran apenas las siete de la mañana.

-¿Jungkook? - habló sin medir el volumen de su voz, mientras cerraba la puerta de un solo empujón, haciendo que se azotara con brusquedad.

Avanzó hasta el escritorio del castaño y dejó sobre este, la carpeta con la información detallada de la próxima junta programada para la siguiente semana. Movió sus pies en dirección del cuerpo inerte de su amigo, el que parecía totalmente ajeno a su ruidosa presencia.

Taehyung lo observó unos cortos segundos en completo silencio, contemplando el profundo sueño de su mejor amigo.

Jungkook se veía calmado y en paz consigo mismo, logrando que el pelinegro torciera las comisuras de sus labios en una pequeña sonrisa al sentirse aliviado de verlo, por primera vez en meses, tan tranquilo.

Deslizó su mano hacia el pacífico rostro bajo suyo, cepillando con la yemas de sus dedos la frente de su amigo, apartando unos mechones castaños de sus ojos.

-Jungkook - volvió a hablar, pero esta vez, siendo más sutil que en un inicio.

El mencionado se removió en su lugar, frunciendo visiblemente el ceño, sin abrir los ojos y se acurrucó entre las mantas que lo mantenían alejado del frío, dándole el calor necesario para mantenerlo disfrutando del placentero y reconfortante sueño.

-Oye - golpeó suavemente su frente, hasta que su amigo, a regañadientes, abrió sus ojos.

Jungkook parpadeó aturdido, logrando adaptarse a la molesta luz de la mañana y miró a Taehyung, quien se encontraba de pie a su lado.

-Tae... - murmuró con voz ronca a causa de la somnolencia. Frotó sus ojos para apartar todo rastro de cansancio y se estiró en su lugar, acurrucándose nuevamente y sonriendo al hombre que lo miraba con impaciencia y una ceja arqueada.

-¿Por qué dormiste aquí? - preguntó el pelinegro, sin ocultar el deseo por saber lo que fuese que motivó a Jungkook a no volver a su departamento.

-Solo se me hizo tarde - bostezó mientras hablaba.

-¿Por qué se te hizo tarde? - cuestionó - Ayer llegaste temprano...

Jungkook sonrió divertido al ver la cara de pocos amigos en Taehyung, haciendo que el pelinegro arrugara aún más su entrecejo.

-¿Que es tan divertido, idiota? - bufó con ligera molestia.

Jungkook volvió a bostezar, sin deseos de levantarse y abandonar el calor de sus mantas.

-Es solo que... - pensó, dudando en lo que estaba a punto de decir.

Pero no alcanzó pronunciar ninguna otra palabra más, ya que unos golpecitos en la puerta lo detuvieron. Sin esperar una respuesta, Kailan entró, cargando consigo una bandeja.

Dos cafés de grano, una pequeña tetera con leche semi descremada, sandwiches y los pastelitos favoritos de su jefe.

-Buenos días, señores - ella saludó cortésmente, con su encantadora sonrisa a la vista.

Memoria sin recuerdos - KM.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora