Capítulo 4

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Comenzaba la tarde del día cuatro cuando escuché una fuerte discusión a las afueras de la habitación que Yelena y yo compartíamos. Ella había ido a buscar nuestro almuerzo mientras yo intentaba descansar, pues al parecer estar muriendo y tener sexo con tu novia terriblemente ardiente al mismo tiempo es más que agotador.

Me levanté rápidamente y cubrí mi cuerpo con las sábanas.

No me importaba que Natasha, Wanda y Laura supieran que había tenido sexo con Yelena. Nos habían escuchado después de todo.

— ¡¿Qué sucede acá?! —Pregunté alarmada a Natasha, Wanda y Laura, quienes estaban sentadas en el suelo jugando a las damas chinas. Yelena reía a un lado, y tenía mi plato de comida entre manos.

De inmediato voltearon a verme, y las cuatro abrieron tanto los ojos que pensé que se les saldrían.

Yelena corrió rápido hasta donde yo estaba y se colocó frente a mí. Ella no quería que me vieran ni a mí ni a mi estúpida sábana con olor a sexo.

— ¡¿Es en serio, Yelena?! ¡Ya todos la vimos! —Exclamó Natasha con los brazos cruzados. Estaba alzando una ceja y se veía algo molesta—. Eres una estúpida novia celosa y posesiva.

— Lo sé. Lamento si te molesta.

— A mí no me molesta —La tranquilicé mientras acariciaba sus brazos. No sabía que había pasado, pero no quería verlas pelear. Estábamos muriendo, y que muriéramos siendo infelices no era uno de mis deseos.

— ¡A ti solo te importa que te de sexo todas las noches, Kate! —Exclamó Natasha con furia.

Mala idea.

— Vuelve a hablarle así y te partiré la cara —Amenazó Yelena apuntándola con su dedo. Sé que Natasha no lo dijo con mala intención, pero supongo que mi novia estaba alterada en ese momento.

— ¡Basta! —Esa fue Laura. No habría esperado menos de ella.

— ¡Ella fue quien inició todo esto! —Chilló.

— Es una estupidez pelear por algo así, Natasha.

— ¡Tú también estabas enojada!

— Lo estoy, pero no por eso voy a golpearla hasta la muerte... Y tú también deberías calmarte un poco, Yelena.

— ¡Yo me calmo cuando...! —Empezó a gritar Yelena.

Digamos que tenía problemas de ira.

— Hazle caso a Laura, amor —Susurre mientras apoyaba mi mentón en su hombro. Quería abrazarla, pero mis brazos estaban demasiado ocupados manteniendo las sábanas en su lugar, y haber permitido que ésta se cayera solo la habría alterado más.

— Está bien —Suspiró mi novia.

Bien. Otra guerra había sido evitada.

— Ahora van a contarme qué sucedió —Dije mientras me sentaba en el sofá y reacomodaba la sábana. Yelena se aseguró de que se mantuviera en su lugar.

La entiendo. No me habría gustado que nadie, ni siquiera mis amigas, vieran su cuerpo.

Ella era solo mía.

— Laura, Wan y yo estábamos jugando a las damas chinas —Comenzó a explicar con furia mi mejor amiga— cuando tu novia vino a buscar tu comida... Supongo que estaba muy necesitada de otra ronda contigo en esa puta cama, porque no vio donde pisaba y nos tiró el juego... ¡Y yo iba ganando!

— ¡Por Dios, Natasha! ¡Estaba ganando yo! —Se quejó Laura con evidente molestia.

Quise abofetearme al instante. No podía creer que pelearan por algo tan estúpido.

Virus Letal | KatelenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora