Marius Corvus
Apenas podía ver el Sol aparecer gracias a unos mínimos reflejos en el cristal a mi lado, era algo relajante saber que podía tener un día más de vida, así que no espere mucho tiempo para ponerme de pie y comenzar a estirar mis extremidades y luego el resto de mi cuerpo.
Es verdad que las camas aquí, en el Castillo Panter, no son tan cómodas como en nuestro hogar, el Castillo Corvus, pero nada puedo hacer yo, aunque a pesar de todo lo que se pueda decir, este lugar es más bonito, y mucho más vivo que el nuestro, incluso el emblema de los Panter es más alegre ya que hay mucha diferencia entre unos cuantos cuervos volando, y una pantera como con una clase de armadura.
Apenas logro vestirme cuando escucho como alguien llama a la puerta, seguramente para avisarme acerca de que el desayuno está listo y están esperando a que me presente para comenzar a comer.
- Puede pasar - digo un poco después de haberme hecho el ingenio de arreglar mi cabello con mis manos.
En cuanto la puerta se abre me sorprende ligeramente que no sea algún sirviente o miembro de la Familia Panter quien esté allí, puesto que deben ser ellos los encargados de todo en estos lugares, y puesto que es mi padre quien aparece delante de mi.
- Buenos días hijo - dice seriamente, aunque logro notar otra emoción en su expresión con intento de seriedad.
- Buen día padre ¿dormiste bien? - le saludo como debo hacerlo todos los días hasta que él muera.
- No tienes por qué preguntarme eso, ya sabes que no es lo mismo dormir en estás camas que en las nuestras - me respondió sin temer que alguien pasara y oyera su respuesta a mi pregunta, pues la puerta aún se encontraba abierta.
- Tienes razón, lo lamento padre - me disculpo ya que desde pequeño me han enseñado que sin importar lo diminuto que sea un error, hay que disculparse por él.
- No tienes que disculparte, y menos en este día - no entendía a qué se refería con este día, y lo más probable es que me lo contara, o que le preguntara a alguien más antes de ir a comer - hoy tú y tus contemporáneos firmarán el tratado Karstayn, tal como lo han hecho las generaciones anteriores a ti - había olvidado en su totalidad ese tratado, el cual se firmaba al una generación tener más de diez personas, entre Corvus y Panter, con al menos dieciocho años, para cumplir con todos los acuerdos que en ese contrato aparecerían y de los cuales está prohibido hablar a menores de diecinueve años, además de ser hoy el día en que nos lo enseñarán a mi y toda mi generación.
- Me alegro mucho que por fin haya llegado el día en el que me hablarán sobre ese tratado - observé como la expresión en el rostro de mi padre pasaba de serio y feliz a dudoso y ansioso.
- Debes recordar que no es cualquier tratado hijo - me miró a los ojos mientras caminábamos hacia el comedor principal - es ese tratado el que nos ayuda a dar y recibir confianza por parte de los Panter - sin darle tiempo para pensar hablé.
- Lo se bien padre, y una vez que lo firme no fallaré, y cuando comiencen las rebeliones, seré yo el primero en borrar las memorias de aquellos que viven con miedo de nosotros- sus ojos se volvieron nostálgicos y sentimentales.
- Esperemos que así sea hijo mío... - y por fin llegamos a la gran mesa para poder desayunar.
Una vez estábamos satisfechos, nos levantamos todos los miembros de mi generación, la cual firmaría el tratado Karstayn hoy.
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Me siento muy extraño por dentro, pues nunca hemos cruzado más que un saludo con los hijos de los Panter de la generación de mi padre, y justamente ahora, nos encontramos todos cara a cara, muchos primos a mis lados, como si estuvieran protegiéndome, pero de qué, si tan solo están nuestros aliados frente a nosotros, esperando en el salón principal a que lleguen los Jefes Familiares, del mismo modo en que nosotros lo hacemos.
Ya me estaba comenzando a aburrir de tanto hablar de cacerías, mujeres, bebidas y aventuras con mis primos, e incluso, con algunos Panter que decidieron hablar con nosotros para matar el tiempo, así como lo hicieron mis primas con las de los hombres que nos acompañaban.
Me puse a la expectativa, tan sólo para poder observar con más detenimiento a las demás personas dentro de este salón, algunas altas, bajas, gordas, corpulentas, pero nada del otro mundo. Entonces la ví, no era la más alta, y su cabello oscuro no era tan largo, pero se sabía destacar, sin ella querer hacerlo, de las demás mujeres a su alrededor, únicamente gracias a sus grandes, brillantes, casi transparentes, y hermosos ojos, los cuales iban de maravilla con su piel bronceada y sus rojos labios que aún desde aquí se veían provocativos...
- Marius son los Jefes, reacciona y párate derecho - había quedado en una especie de trance sin darme cuenta de en qué momento, y le agradezco a mi primo mayor por haberme hecho el favor de traerme de regreso a la realidad, esa realidad en la que debía firmar un tratado del cual únicamente conocía el nombre.
- Atención a todos los hombres y mujeres, Panter y Corvus - habló con firmeza y suavidad, cómo sólo sabía hacerlo nuestro Jefe - como ya saben fueron reunidos aquí para tratar con un tema de importancia máxima. Éste tratado - levanto un largo y ancho pedazo de pergamino, que claramente tenía su antigüedad - es lo que nos brinda nuestra confianza, y la fe de una Familia a la otra - se levantó a su lado el otro Jefe.
- Recuerden que son ustedes nuestro futuro - del mismo modo en que se expresó el Jefe Corvus, el Jefe Panter pareció haberse apasionado con el día de hoy - ya estamos casi listos para partir a la siguiente vida - a todos nos dejó perplejos el saber que aquellos quienes nos guiaron, incluso antes de yo nacer, no tardarían en fallecer y llegar al punto final de sus vidas - pero no se entristezcan por nosotros, ya que de ustedes aparecerá el nuevo Jefe de ambas Familias, y esos serán quienes los guíen en nuestro lugar - con esto me quedó una duda en la mente, ¿ Seré capaz de llegar a ser el Jefe Corvus? No lo sabía, eso solamente el tiempo me lo diría.
- Es por esto que aquellos que ya tienen conocimiento del contenido de este tratado deben quedarse, pues serán los primeros en poner su firma, y aceptar todos sus términos. Y en cuanto a los que no tenían la edad para conocer los secretos del tratado, deberán acompañarme - y así lo hicimos, fuimos detrás del Jefe Corvus, mientras algunos de mis primos, y algunos Panter se quedaban a firmar el tratado Karstayn.
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La Era Corvus
FantasíaLo Corvus han sido una familia perseguida desde que se conoció su poder el cual les permitía alterar y manipular la mente humana, además de lo que eran capaces, y el miedo llenó los corazones de la gente antes de que pudieran conocerlos mejor. Los P...