Capítulo 4: Sureños, Unionistas y Mexicanos

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Tanto la Unión de Estados Libres como los Sureños se encontraban desprevenidos para la guerra. Aunque la Unión tenía un poderoso ejército su equipamiento era anticuado, y sus planes abandonados debido a la depresión económica.

México se mantuvo neutral los primeros meses de guerra, no fue hasta mediados de 1940 cuando un barco Sureño exploto cerca de las costas de Florida. El imperio mexicano anuncia que de buena fe se envíe una comitiva para investigar quien fue el responsable. Los sureños con Bradley a la cabeza responden negativamente y declaran la guerra.

En la republica Sureña el ejército aún era pequeño; su minúsculo ejército estaba muy bien armado. La alianza que El presidente sureño Omar Bradley había firmado con la Alemania Nazi le había dado al país equipamiento alemán, así como planes, armas y nuevos barcos. Los soldados mexicanos vestían el anticuado uniforme Caqui de la gran guerra. Y sus armas no estaban a la altura del nuevo armamento en Europa. La guerra permitió terminar rápidamente la depresión en México donde los viejos astilleros y fábricas fueron reabiertas y el ejército ágilmente incrementado.

El gran general mexicano Francisco Villa era ahora el nuevo comandante de la Fuerza Imperial de Defensa. Con su gran experiencia militar, rápidamente concibió un plan para la victoria. Pero en diciembre de 1940, la Confederación ya había capturado Nueva Orleans y la Luisiana mexicana. El ejército mexicano en Luisiana huyó hacia Texas.

Los sureños los persiguieron hacia Texas hasta Anáhuac donde ambos ejércitos se encontraron en un sangriento combate que ganaron los mexicanos. Sin embargo, los mexicanos aún no estaban preparados para retomar Luisiana. de diciembre de 1940 la guerra en los pantanos del norte del golfo estuvo en un empate técnico. Sin embargo, en agosto de 1941, un ejército mexicano todavía más fuerte cruzó la frontera desde Florida hacia Georgia y encontró sólo resistencia casual en las costas georgianas, los mexicanos siguieron hasta alcanzar Savannah.

La mucho más débil milicia georgiana no fue un oponente a la altura del soberbiamente entrenado ejército mexicano. Para septiembre de 1941 Savannah y el resto de la costa georgiana había caído. Después de unas reformas, el ejército engrosado con afro-confederados marchó unas millas al norte hacia Charleston Carolina del Sur. El ejército sureño de las Carolinas estaba listo para la batalla y ofreció una real resistencia a los mexicanos.

Al principio los sureños llevaron la delantera. Fila por fila los mexicanos caían, pero al tercer día, apoyados por la 5ta división y la 1ra flota imperial, los mexicanos golpearon las fuerzas sureñas. En diciembre de 1941, los sureños abandonaron la ciudad huyendo hacia el norte. Los mexicanos los persiguieron y derrotaron cerca de Greenville Carolina del Sur; después de ser derrotados los confederados (seguidos por los mexicanos) se movilizaron hacia Shilon, Tennessee en el norte.

En la batalla de Shilon las tropas sureñas fueron derrotadas por un poderoso ejército mexicano. Irónicamente, el general sureño fue capturado por un afro-confederado, no por un mexicano. Las batallas en Carolina del Sur también significaron el comienzo de las divisiones de extranjeros en el ejército mexicano; en este caso los extranjeros eran los afro-confederados. De enero de 1941 a enero de 1942, la guerra en los pantanos del norte del golfo se estancó otra vez en un estado de "tablas".

Mientras tanto, en el norte, la suerte de la Unión era mejor que en la guerra de 1916, con la captura de Maryland (Baltimore), Roanoke Virginia y Kentucky. Si bien la guerra en tierra y en las costas del golfo estaba estancada, la guerra en el mar no. La armada confederada, construida con inversiones alemanas, atacó el bloqueo que los mexicanos ejercían.

La flota mexicana, apoyada con la armada colombiana y la Real Armada Británica atacó a los confederados en Norfolk Virginia. En febrero de 1942 ocurrió la más famosa batalla naval de la Segunda Guerra Mundial en Cabo Hateras. Durante la batalla del Cabo Hateras, 5 barcos de guerra mexicanos enfrentaron a 10 naves sureñas. Al final, 3 destartalados barcos mexicanos hundieron lo que quedaba de la naval sureña. Esta batalla también marcó el fin de la aventura naval sureña en contra de México. La tripulación de los 5 barcos mexicanos fue condecorada con la orden imperial del Águila Mexicana.

¿Y si el primer imperio mexicano nunca hubiera caído?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora