[Las cadenas de la esclavitud solamente atan las manos. Es la mente lo que hace al hombre libre o esclavo]
—¿Izuku, estás listo?— la paciencia de la voluptuosa mujer, se agota. Hace un gesto al hombre a su lado, y abren la puerta de madera de una fuerte patada— ¡¿No te dije que estuvieras listo para las seis?! ¡¿Quieres que te encierre en el sótano otra vez por desobediente?!
La luz que entra por la pequeña ventana, llena de largos tubos que impiden la salida de cualquier huésped que se aloje en esa alcoba, rodean el esbelto cuerpo de un chico en ropas ligeras. Lady Margaret aprieta los puños al ver que sólo trae puesta su pijama.
—¡Te lo advertí, te dije que te encerraría si me desobedecías otra vez!— eleva la mano bien abierta, lista para estrellarse en la piel morena.
El mayordomo, que viste tan pulcro como siempre, se interpone entre el chico y su señora.
—Lady Margaret, no hay tiempo para castigarlo. El rey ordenó que le enviemos su pedido a las siete; no obtendrá ni una pieza de oro si lo hacemos esperar.
Tras unos largos segundos, la mujer baja la mano lentamente hasta dejarla caer cerca de su muslo. Le hace un asentimiento al hombre de avanzada edad y éste corre de inmediato al armario, en busca de la túnica ceremonial.
Izuku, que todo el tiempo estuvo en trance, observa con horror cómo el hombre saca de entre los cajones un conjunto blanco con encajes dorados, muy parecido al que vio usar por última vez a sus hermanos. Se levanta del borde de la cama y se tira al suelo, cerca a los pies de la mujer.
—¡Por favor! ¡Se lo ruego!— amargas lágrimas empañan sus mejillas hasta caer al frío suelo de baldosas blancas— ¡No me lleve allí! ¡Se lo ruego, Lady Margaret!
La mujer se aparta con asco, toma el conjunto que le tiende el hombre y lo lanza en el rostro del chico a sus pies.
—Tú me darás mucho dinero, niño, así como tus hermanos lo hicieron. Y se ve que les encanta su nueva vida de prostitutas del rey Endeavor— sonríe con cinismo mientras toma con brusquedad el mentón del menor— Ni siquiera trataron de contactarte, lástima.
El chico de piel morena baja la mirada, aceptando la derrota. La mujer lo obliga a desnudarse, importándole poco las lágrimas que recorren las mejillas llenas de pecas. Lo viste con brusquedad y, ya listo, lo arrastra por los pasillos hacia el carruaje que los espera en la entrada. Lady Margaret lo empuja dentro y luego ingresa ella junto con el mayordomo, el silencio rodea el ambiente dejando que sólo el sonido de las patas de los caballos al trotar sea lo único que se escuche.
Las escleróticas del chico están rojas, dándole un aspecto demacrado. A éste punto, ya no le importa si su rostro a perdido la belleza angelical que lo caracteriza. Su odio al rey crece a medida que corre el tiempo.
Podía haber tolerado un poco el hecho de que era vendido por alguien de su propia sangre si eso significaba volver a ver a sus hermanos a quienes perdió de vista hace más de cinco años, pero no. Él no iba a ser entregado al rey Endeavor, su destino se hallaba lejos de esas áridas tierras.
Un territorio fértil rodeado de grandes oasis en el que estaría solo. Sin ningún conocido a su lado y bajo el mando de quien sería en unas horas: su rey, amo y señor para toda la vida.
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MY KING: A BOY [KatsuDeku] [LittleDreamsAwards]
FanficIzuku, aunque lucha con todas sus fuerzas desde que tiene memoria, está comenzando a perder la esperanza en algún día ver a su casta libre de la injusticia social hacia los Omega. Justo cuando creyó que se libraría de ser vendido como sus hermanos...