THE LAST SHADOW; alec lightwood

III

NUESTROS OJOS conectaron nuevamente luego de años y años... fue nada más que arte. Sentí un pequeño sentimiento en mi estomago y una dolencia en mi pecho. Recordar que nos separaron a ambos por un pequeño error de adolescentes hormonales me apena el alma. Éramos muy buenos amigos...mi familia era su familia y viceversa. Pero después de que nos hayan descubierto ese lazo, cualquier tipo de conexión que teníamos se rompió. Me llevaron a Londres y me dejaron vivir allí hasta el día de hoy. Que cruelmente me sacaron del lugar en el que casi me crié la mitad de mi vida.

—¿Liv?—escuché la voz de Izzy no tan lejos de mi—¿Nuestra Livvia? ¿Livvie Branwell?

Tragué saliva.

—¿La conocen?—oí a la pelirroja, desentendida

Sin que me lo esperara, unos brazos me rodearon. Era Isabelle, tan dulce y tierna como siempre. Ella está muy cambiada, bueno. Todos lo estábamos.

—Estas preciosa, veo que  los años te sentaron muy bien.—murmuró, ayudándome a levantar

Rei por lo bajo, aceptando su ayuda.

Una vez que observé a todos, ví que Alec ya había huido con Jace a brazos.

Y dejado a la pelirroja con nosotras.

—No va a morir.—susurró la pelinegra mientras comenzaba a caminar hacia el instituto

La verdad que no estaba tan lejos, solo unas dos cuadras. Una vez que entramos me sentí extraña. No eran las mismas vibras de mi instituto; aquí y ahora todos estaban haciendo algo y la mayoría estaba en la enfermería o en el comando de pantallas de la ciudad.

—Soy Clary.—la pelirroja hablo

Y eso me ayudó a salir de mi cabeza.

Me di la vuelta para observarla. La pelirroja era bajita, un poco flacucha y amigable. Bah su tono lo parecía.

—Livvia. Pero odio que me digan así.

Ella sonrió e Izzy nos observo.

—Tendremos que ir de compras, las dos necesitan un look nuevo. Pero antes de eso, quiero que me pongas al tanto de todo, Liv.

Nos tomo de las manos a ambas y comenzó a caminar por los pasillos.

—¿Y Jace?—la pelirroja paro, preocupada

—Esta bien. Solo necesita descansar. Alec lo está acompañando.

—Ire a verlo.

Clary se disculpo y fue hacia la enfermería.

Izzy hizo una mueca y siguió caminando, hasta que llegamos a lo que parecía que era su habitación. Era bastante amplia con un placer lleno de ropa, tacones y botas; también tenía una sección de pelucas y lo más importante, el maquillaje. Labiales color rojo carmesí hasta del color que no se llegarán a imaginar.

—No es mucho, pero es algo.

—¿No es mucho?—quise reír

—Cuentame todo.

¿Todo cómo qué?

Suspiré, observandola.

—¿Llegaste hoy?

—Si, hace varias horas.

—¿Y por qué no te Vi?

—Porque estuve encerrada todo el día hasta que sonó la alarma.

—Me parecio ver una rubia esta mañana, pero con la llegada de mama no le di importancia.

Ella tomo mi mano y me guio hacia la cama. Ahi me sente.

—Alec se sorprendio mucho al verme.

—Me odia seguro. Tu familia me odia.

—No, yo no te odio. Max tampoco y papá menos. Eras como una hija para él.

— Eras, tu lo dijiste.

—No seas tonta.

—Solo soy sincera. ¿ Tienes hambre? Puedo cocinarte algo.

— ¿Cocinas?

— Algo se — ella rió, se levanto y comenzo a vaminar hacia la puerta —Lo bueno es que estas al frente de mi habitación. Vamos, la cocina esta a la vuelta.

A pasos lentos fuimos caminando a la cocina, era grande y de colores claros. 

—¿Qué quieres comer?

—Lo que sepas... y sea rápido de hacer.

—Papas y tocino.

—Izzy, La intoxicaras.

Una voz conocida hizo eco en la habitación. Al darme la vuelta me encontre con el rubio, ya parecia estar bien. Nada que la enfermera no arregle.

—Jace.

—Liv...lamento, lamento haber coqueteado contigo.

Se acerco y sonriente, me abrazo.

—¿Coqueteaste con Livvie?—Izzy carcajeo 

—¿Qué? No la reconocí. Estas muy linda...mirate, eres toda una mujer. La última vez que te vi tenias unos diez.

—Todos cambiamos.

De repente el lugar se quedo en silencio. Un pelinegro entro y se hizo presente en la conversación.

—Debería haberte sancionada por no presentarte ante el director.

—¿Disculpa?

—Infringiste una norma.

—No sabía que había esas normas, Alec.

—Mis amigos solo me dicen Alec... y tú no lo eres.